Precio y stock a confirmar
DVD Original
Estado: Usado excelente
Origen: Estados Unidos
Color
Formato: Widescreen
Idioma: Inglés
Subtítulos: Castellano
Duración: 107′
Director: David Mamet
Actores: Val Kilmer, William H. Macy, Derek Luke, Kristen Bell, Ed O’Neill, Tia Texada
El héroe de Búsqueda desesperada, el espartano del título, es Robert Scott, curtido instructor de los servicios de seguridad, a quien en la secuencia inicial sus superiores convocan de urgencia (Kilmer, con el rostro algo alisado, pero en muy buen estado). Una red internacional de trata de blancas ha secuestrado a una adolescente para despacharla a un burdel de Dubai, sin saber que es la hija de una alta autoridad de la nación. De allí en más la cuestión es rescatarla, pero nada resultará de acuerdo con lo esperado: no hay película de Mamet que no esté regida por el secreto, la trampa y la mentira, y Spartan está lejos de ser la excepción.
Era inevitable que el cruce de esas dos obsesiones (la idea del secreto y la fascinación por los profesionales de la acción) llevara en algún momento a Mamet a meterse en el mundo de los servicios de inteligencia, y lo ha hecho por partida doble: inmediatamente después de Búsqueda desesperada escribió, produjo y hasta dirigió algún episodio de The Unit, serie de espionaje que desde el año pasado emite el canal Fox. “Sobrevivir es un juego de la mente”, dice en una de las primeras escenas el durísimo Scott, transparentando la filosofía del autor con uno de esos epigramas que a esta altura son marca registrada. Un juego mental es el que Búsqueda desesperada propone al espectador. O más bien impone, ya que la trama, tan tensamente atada (y narrada) como de costumbre, tiende a atrapar a quien se mete en ella, como una red de araña a la presa. Para esto resulta esencial el modo en que Mamet maneja la información (otra de sus obsesiones), sustrayendo un par de datos por cada uno que brinda. Quien se sienta desorientado no deberá acomplejarse: si algo busca el autor de Mentiras que matan es convertir al espectador en presa número uno de la red conspirativa, tal vez con la secreta intención de darle armas para sobrevivir en el mundo moderno.
Horacio Bernades