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Ed. Fondo de Cultura Económica, año 1994. Tamaño 17,5 x 11 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 310
La historia aprieta el paso cuando cambia el ritmo de las cosas. Antes los cambios eran lentos, y monótono el proceso; después sobrevino una rapidez casi desconcertante, que comprenden con dificultad quienes la viven. Esto ocurrió en el plano mundial y, sin duda, también en el nacional. Se ha vivido en 100 años mucho más de lo que se vivió en 390. La aventura humana o social se enriqueció y ha continuado haciéndolo. El próximo siglo será aún más alucinante. Nada detendrá su marcha. Aunque logren encauzarse los problemas actuales, sobrevendrán otros que desafiarán a los hombres del siglo XXI y exigirán respuestas y soluciones.
Al revés de quienes ingenuamente proclaman el fin de la historia, afirmamos que nos parece que aún vivimos en la prehistoria, que apenas hemos entrado a la edad en que el hombre logra imponerse sometiendo a la naturaleza y subyugando fuerzas irracionales, antes dominadoras. Dueño de su razón, pero conducido por ella, asiste al comienzo de la verdadera historia, para la cual todo lo anterior sirvió de preparación.
Para escribir la historia del Brasil —lo mismo ocurriría con cualquier otra—, es indispensable partir de una división en periodos. Como esta división consiste en establecer lindes en una realidad continua y fluida, la tarea resulta difícil en el Brasil y tiene siempre algo de arbitrario. Toda obra historiográfica implica una división cronológica. Por tanto, debe intentarse hacerla.
En la bibliografía oficial se establecen divisiones quizá discutibles pero no carentes de funcionalidad. A primera vista se trata, como por lo general sucede en estos casos, de divisiones de carácter eminentemente político, pues en lo político las fechas son más visibles, lo cual no ocurre en las diversas modalidades de lo social. En lo económico, por ejemplo, no hay líneas divisorias tan marcadas. A la caída de una forma de gobierno o dinastía, a la victoria o la derrota en una guerra se les pueden asignar fechas incontrovertibles. En cambio, el perfeccionamiento de una técnica es un proceso lento, cuyas etapas no pueden fijarse con todo rigor. Es más difícil establecer divisiones cronológicas con base en la economía o en algún otro aspecto de lo social, aun cuando en ello se encuentra casi siempre la explicación de los cambios.
Por cuanto puede verse, la forma consagrada es la de carácter.político. Consiguientemente, se suele adoptar este esquema tripartito: 1) Colonia, de 1500 a 1822; 2) Imperio, de 1822 a 1889; 3) República, de 1889 a nuestros días. Es una división muy general que admite subdivisiones, en donde entran pormenores y detalles cronológicos. Más aún, en cada periodo pueden considerarse subperíodos, como salta a la vista en la historia brasileña. Si bien el esquema es esencialmente político, también toma en cuenta otras variables. Consideremos el hito que representa el año 1822: el paso de Colonia a nación independiente constituye una transformación política profunda, no epidérmica, pues ya no se manda desde fuera sino desde dentro; las riquezas producidas ya no se envían al exterior para provecho del poder dominante, sino que, en su mayor parte, se quedan en el país y se destinan a su desarrollo. El año de 1889 es una fecha aún más significativa pues señala el cambio de régimen, el paso de la monarquía a la República.
A partir de 1888 rige al Brasil otro proceso productivo, con cambios económicos y sociales de gran alcance. Al abolirse ese año el sistema esclavista, comienza a fortalecerse el trabajo libre. Mucho más importante que la proclamación de la República es la Ley Áurea, la cual, al poner fin a la esclavitud, inició nuevas relaciones y un nuevo proceso en el que el asalariado ocupó el lugar del esclavo. Por lo tanto, es de enorme significado el hito que representa el año 1889, quizá más importante que la transición del orden colonial al régimen independiente. Así, el carácter al parecer exclusivamente político de esta división cronológica encierra mucho más y abarca otras variables. De ahí proviene su funcionalidad.
Para satisfacer mejor los objetivos de este libro, se optó por otra división, la cual comprende cuatro etapas: 1) la de 1500 a 1822, con el fin del periodo colonial; 2) la de 1822 a 1889, que abarca desde la independencia hasta 1888, cuando termina la esclavitud y se introduce el sistema del trabajo asalariado, y el año siguiente, cuando se instaura una nueva forma política: la republicana. A pesar de este último cambio, subsistieron muchos aspectos del gobierno imperial (en la misma forma en que, en 1822, perduraron características de la época anterior). El proceso social difícilmente presenta rompimientos súbitos, pues subsiste mucho de lo precedente, que sólo poco a poco se va diluyendo hasta desaparecer; 3) de 1889 a 1930, con el fin de la esclavitud y la instauración de la República, hasta el final de su primera fase; 4) de 1930 a 1990. En 1930, con la llamada Segunda República o Nueva República, nace un nuevo Brasil. Se fijó en 1992 el fin de este período, no porque en ese año hubiese ocurrido algo de primordial importancia, sino para adoptar una fecha que señalase el término del análisis. Ahora bien, de los cuatro periodos mencionados sólo se estudiarán el tercero y el cuarto, ya que únicamente se deseó enfocar lo contemporáneo.
El año de 1930 es casi sinónimo de cambios profundos, pues entonces verdaderamente tomó otro rumbo la historia brasileña. Esto se había venido preparando desde tiempo atrás con la crítica de la forma en que funcionaba el sistema republicano y de las distorsiones introducidas por el federalismo, tal y como lo practica¬ba el gobierno. El rompimiento sé inició en 1922; se acentuó en los años siguientes y culminó en 1930 con una discutible revolución. A decir verdad, no hubo revolución, pues ni se transformó de inmediato el sistema productivo ni asumió el poder otra clase social, hechos típicamente revolucionarios, en un sentido sociológico, profundo, no meramente episódico. Sin embargo, a partir de 1930 se subvierte la vida nacional en lo político, lo económico, lo social, lo intelectual.
A lo largo del presente estudio se procurará ver en cada período no exclusivamente las mutaciones específicas, sino que se presentarán subdivisiones, perceptibles en la Colonia, si bien a ritmo lento; en el Imperio, con fases de menor duración, y sobre todo durante la República, objeto principal de este análisis. Si se desea profundizar en la materia, se imponen dichas divisiones funcionales, como se irá viendo a lo largo de la exposición. Por otra parte, en un cuadro general bastan las divisiones amplias de muy diversa duración: la Colonia, 322 años; el Imperio y la primera época de la República, 108 años (con una duración de 67 y 41 años, respectivamente); la Segunda República, 62 años.
Se procederá en esa forma porque deseamos destacar claramente el Brasil actual que, ésa es nuestra opinión, comienza en 1930. Bien podrían proponerse otras líneas divisorias, anteriores o posteriores; por ejemplo: 1922, 1950, 1961, 1964 o 1985. Al fin y al cabo puede discutirse sobre lo que significa «contemporáneo». A menudo se cita un aserto de Benedetto Croce, según el cual toda historia es contemporánea. También son muy interesantes los conceptos que Geoffrey Barraclough expone en su bello libro Introducción a la historia contemporánea (1964). Para Barraclough, la historia contemporánea (por supuesto, se refiere a la universal) puede comenzar no en 1789 (según el esquema clásico), sino en 1815, 1870, 1914, 1945 o 1960. Es valioso el concepto de este autor sobre lo contemporáneo: al advertir que es indispensable emplear gran cautela cuando se señalan fechas precisas, añade: «La historia contemporánea se inicia cuando adquieren forma visible por primera vez los problemas reales del mundo actual». Sin duda es un concepto acomodadizo, muy subjetivo, pero sugerente, que puede justificarse y aceptarse.
Así, dentro de la línea evolutiva brasileña, podría escogerse entre 1930, 1950, 1961, 1954, 1985 o 1992. Haciendo a un lado tantas posibilidades se escogió 1930, pues ese año se cierra un periodo y comienza uno nuevo, fundamental en la vida del país. La fase que se inicia en 1930 es el campo del que esencialmente se ocupa el presente libro, y a la que se debe su título: Breve historia contemporánea del Brasil.
Al autor le habría gustado una obra muy amplia que abarcase todos los aspectos sociales. Hasta cierto punto, un trabajo así es posible hoy debido a innumerables investigaciones y al empeño, siempre en ascenso, de captar el sentido de la trayectoria nacional; así como a la obra que realizan las universidades, en especial desde la creación de cursos para obtener el grado de maestro o de doctor en ciencias sociales. Como ya se dijo, en 1930 comienza a delinearse claramente el cambio de rumbo de nuestra historia; pero sólo con el establecimiento de los estudios de posgrado, en fecha bastante posterior, ya en nuestros días, se multiplican estas investigaciones, las cuales permiten presentar una visión histórica de conjunto, como lo desean y proponen los más destacados estudiosos de estas disciplinas.
Por otra parte, resulta imposible que en un volumen pequeño pueda encerrarse una obra de esas dimensiones. A lo sumo podría presentarse un compendio, una especie de ensayo donde se sacrificase la información. A ello se debe el criterio adoptado en la elaboración de esta breve historia, en la cual parece que se da primacía a lo político en detrimento de lo social en toda su amplitud. Originalmente se pensó y deseó una obra mucho más amplia. Quede ello para otra oportunidad.
Es un texto didáctico, en el cual no se busca la origi¬nalidad. Se atiene en buena parte a la cronología; de¬sea informar, en la medida de lo posible, para que se perciba cómo el país llegó a ser como es, con sus con¬quistas e insuficiencias, con sus atolladeros, donde los ajustes distan mucho de ser imposibles. Ahora bien, no se trata de una historia meramente narrativa, pues tam¬bién es interpretativa. Este aspecto es más difícil. El au¬tor, consciente de sus limitaciones y, lejos de incurrir en temeridad, se atiene, en la mayoría de los casos, a tesis generalmente aceptadas. Si alguna vez otra cosa sucediese no sería por afán de notoriedad, pues el au¬tor no se cree dotado de poder creador, del que a lo sumo gozan los grandes historiadores. El libro forma parte de una serie eminentemente informativa, y a ello se atiene.
INDICE
Introducción
I- República: primera época, 1889 a 1930
A- Gobierno de los mariscales
1- Constitución de 1891
2- Presidentes militares
3- Levantamiento de la Armada y Revolución Federalista
B- Esplendor del coronelismo (1894-1930)
C- Las oligarquías y la política de los gobernadores
1- Cambios sociales
2- Institucionalización de la nueva política
D- Trayectoria de la protesta
II- Segunda época, 1930 a 1992
A- División en periodos
B- Ruptura en 1930
C- Getúlio Vargas en el gobierno
1- Políticos y tenientes
2- El orden económico
3- La Constitución de 1934
4- El gobierno y los extremismos
D- El Estado Nuevo
1- La Constitución de 1937
2- Fuerza de la propaganda
3- Grandes realizaciones
4- Fin del régimen
E. Retorno de la tradición
F- Regreso de Getúlio Vargas
G- Juscelino Kubitschek
H- La aventura de Janio Quadros
I- Del populismo de Goulart al golpe militar
J- Los generales en la presidencia
K- Triste destino de la Nueva República
1- Gobierno de José Sarney
2- Agravantes de la segunda presidencia