Ed. Arte y Parte, enero/febrero de 2002. Tamaño 23,5 x 16,5 cm. Usado excelente, 218 págs.

A la manera de aquello que suele decirse de los caminos del Señor, no son pocas tampoco las sendas de la creación que describen órbitas en apariencia excéntricas o erráticas, más justo por arrancar, desde un escorzo paradójico, destellos esenciales al centro mismo de lo artístico. Así ocurre desde luego, en buena parte, con los temas que reúne en este número el sumario de la revista. Tres de ellos nos remiten de entrada a encrucijadas que se inscriben en la geografía germinal de lo moderno; los mismos, en todo caso, que hemos derivado luego, en el extremo opuesto, hacia el horizonte más inmediato de la invención de nuestro tiempo.

Figura básica de la generación del simbolismo y, dentro de ella, uno de los paladines de ese reverso inmoderado y vehemente que integra a la postre su legado más fecundo, el pintor y grabador belga Félicien Rops desvela en una carta fechada en el París de 1878 su visión de aquello que, en los terrenos del arte, alumbraba el alba de un tiempo nuevo. En un texto esclarecedor, Valeriano Bozal propone, a su vez, una nueva lectura y estimación del alcance que cobra la salida otorgada por Braque, en la obra realizada por el pintor en el curso de los años veinte, al paradigma fundacional de la modernidad que Picasso y él mismo habían instaurado con la ruptura cubista.

Hemos rescatado además en esta ocasión un documento inestimable, transcripción de una de las conferencias donde José Luis Borges rindió homenaje a su admirado Xul Solar. Personalidad clave en los orígenes históricos de la vanguardia argentina, el perfil inefable de Xul Solar encontró sin embargo en alguien como Borges, de entrada tan descreído ante al dogma del ideal moderno, su cómplice más íntimo. Intimidad alentada sin duda por la desmesura genial del intempestivo fulgor visionario de Solar que, no en vano, en la evocación borgiana, despierta algún eco de aquella modernidad paródica que el escritor fabuló, mano a mano con Bioy, en las «Crónicas de Bustos Domecq».

La reciente concesión, a nuestro juicio tan oportuna y certera, del Premio Nacional de Artes Plásticas a Juan José Aquerreta, venía a llamar la atención sobre un creador cuyo empeño en pos de la excelencia ha discurrido por sendas enteramente ajenas a los estereotipos y modas al uso. Dos miradas, la de su colega Alfredo Alcaín y la del propio Aquerreta, nos acercan hoy en las páginas de la revista al enigmático temblor esencial que alienta en la obra del pintor navarro.

Y cierran por fin los asuntos destacados en esta entrega sendos capítulos de referencia en ese territorio emblemático protagonizado por la escultura británica en las derivas del tramo finisecular. Estrella de Diego rememora así los ecos y reverberaciones de un episodio de leyenda, el de aquella «escultura cantante» a la que prestaría carne y efigie el tándem integrado por Gilbert & George. Y el cuerpo también -aunque no ya en el descaro de su fachada escénica, sino como sombra espectral, preñada de vacío-, puebla los espacios desolados de Antony Gormley, que José Luis Clemente ha rastreado para Arte y Parte.

Fernando Huici

Sumario:

La órbita y el centro, por Fernando Huici

Textos:
1- Carta a Théodore Hannon, por Félicien Rops
2- Georges Braque
Braque después del cubismo, por Valeriano Bozal
3- Recuerdos de mi amigo Xul Solar, por Jorge Luis Borges
4- Oh, really? El radical encanto de una conversación intrascendente, por Estrella de Diego
5- Modelos, por Juan José Aquerreta
6- Sobre Aquerreta, por Alfredo Alcaín
7- Antony Gormley, cuerpo a cuerpo, por José Luis Clemente

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Libros
1- Félix Duque: Arte público y espacio político, por Javier Maderzuelo.
2- John Richardson: El aprendiz de brujo, por María Dolores Jiménez-Blanco
3- Adelaide Ginga Tchen: A aventura surrealista, por Joana Neves

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