Ed. Letra Buena, año 1992. Tamaño 23 x 15,5 cm. Estado: Muy bueno. Cantidad de páginas: 170. Precio y stock a confirmar.

Este es un trabajo hecho desde el amor, destinado a generar amor. «Lo que no se conoce no se ama»: allí está el núcleo humano e intelectual de la convicción que inspira estas páginas. El conocimiento remite al amor y éste nos reenvía a la indagación. Es en esta doble dirección que este libro nos abre un paso en la búsqueda de las capas más profundas y ocultas de nuestra vapuleada cultura nacional. Cultura maltratada primero por el desdén cosmopolita y luego malversada por quienes, desvirtuándola, la asociaron a localismo estrecho, a mercancía mediocre y oportunista.

El rescate de lo propio conoció lecturas tan diferentes como parcializadas. Para algunos «lo propio» resultaba ser el simple trasplante sin adaptación de lo universal en lo local. Lo universal era lo europeo escogido selectivamente. Para otros el hallazgo se daba en lo «hispanocriollo», modo de rechazar el fenómeno inmigratorio más que reinvindicación de estos componentes desdeñados por las élites. En ambas visiones estaba ausente el universo indígena que es el que aborda este trabajo.

Los grupos que se afanaban por construir una imagen y una realidad de Nación sobre la pauta de la uniformidad, la discriminación y la exclusión, no asumían las diversas tensiones. La resistencia a admitir en todos los planos el carácter plural de la realidad nacional terminó por empobrecer la Nación misma que se decía sostener y por hacer más vulnerables sus bases espirituales. Esa negación asumió un carácter extremo, sin paliativos, en el caso de las comunidades aborígenes que poblaron el actual territorio argentino. En la búsqueda de las «raíces» aquellos grupos prefirieron seguir omitiendo el tema, caminando por sobre ascuas o escapando a toda referencia que excediera la mención formal y tramposa de una «prehistoria» coloreada de exotismos. Se hablaba de la cuestión como de un asunto «extranjero», como de un tema desterrado a un pasado nebuloso, precivilizado.

Por ignorancia o por consciente negación los primitivos habitantes no contaban, no eran. Y si lo eran, eran pasado, irrecuperable, fatalmente no actualizable. Respecto al ciclo colonial Leyenda Rosa y Leyenda Negra cortaban a pique un debate necesitado de matices, de hilado más fino y de los nuevos enfoques históricos. No se trata de erigir en reemplazo de ambas miradas una amorfa Leyenda Gris, contemporizadora por principio y renuente a comprender la realidad en todos sus costados. Pero sí habría que extremar el celo intelectual en buscar una verdad a la que no se llega de un solo golpe, a la que no se accede con las llaves maestras de alguno de los dogmatismos que crecen como cizañas en el campo historiográfico.

Si las acciones depredadoras, si la incapacidad para contemporizar ese «otro» que era el indígena, por parte del conquistador, eran en parte comprensibles por la falta de preparación para afrontar el choque humano y cultural en el siglo XVI, las acciones encaradas en el siglo XIX y parte del actual -en la región chaqueña tales acciones se extienden a los años 1930- carecen de atenuantes. Son directamente exterminadoras, fríamente destructoras de un patrimonio humano y cultural muy significativo.

La incapacidad para ver y estimar al otro, la voluntad obstinada en negar el diálogo cultural, el empeño en trazar la fisonomía de país sobre un molde uniforme y coercitivo, aparecen de modo intenso en el caso de las comunidades aborígenes que en cuatrocientos años se fueron apagando dolorosamente en nuestro territorio y que, luego de haber formado no menos de treinta comunidades desde el extremo sur hasta el norte, son ahora sólo dieciocho, con escaso peso demográfico, marginadas económica, social y culturalmente. El reconocimiento de esa realidad es el primer paso para lograr la recuperación de los valores de estos grupos humanos minusvalorados unas veces y otras exaltados con fines de manipulación subalterna. Autoritarismo y paternalismo son dos partes de una misma pinza que niegan las peculiaridades de estas comunidades que padecieron por excesos de la destrucción, luego del olvido y recientemente de una atención interesada.

Mercedes González escapa a estas trampas simplificadoras y emprende la tarea de reintegrar esa cara oculta al repertorio de cuestiones en debate sobre nuestra cultura nacional. No rehuye los temas controvertibles. Es más, elige enfrentarlos a veces con decidida intención polémica, con decidida vocación de tomar partido, de enjuiciar y hasta condenar las injusticias que marcaron a fuego nuestros orígenes y se prolongaron en la actualidad.

Aparte de su polémica introducción, el trabajo despliega un mapa preciso sobre el contexto social, político, cultural de cada pueblo. Es un libro necesario, oportuno y útil, pensado para prestar un servicio al conocimiento sistemático de un tema disperso y de difícil acceso por parte de maestros y educadores. Su virtud didáctica no es la menor y tampoco lo es el valor de la recopilación y sistematización de esa información vedada a los no eruditos. El texto descorre velos no sólo del pasado sino del presente. La realidad muestra la marginalidad de los aborígenes que, lenta y a veces confusamente, van logrando modificacioness de las situaciones más irritantes de la injusticia secular mediante leyes nacionales o provinciales. Unas comunidades para las que el vínculo con la tierra es decisivo, demandan una reparación efectiva del despojo no sólo de sus espacios habitacionales y de cultivo, sino también culturales poblados de costumbres, lenguajes, símbolos, valores y anhelos.

Se ha hecho mucha demagogia y se abusó de la manipulación de temas como la cultura nacional y la cuestión indígena. Es hora de aproximarse a ambas con respeto y la honestidad personal e intelectual que ambas merecen. Esta ópera prima se pone en camino a esa meta. Es una propuesta de diálogo, de comunicación abierta y no una apelación a clausurar en «reservas» autosuficientes a las comunidades aborígenes.

La cultura nacional está sometida siempre a la doble tensión de responder a las incitaciones universales y oír las voces de la propia tradición local. La resolución de esa tensión no parece darse por anulación de una por la otra ni por la simple superposición mecánica de ambas. Las culturas diversas buscan entablar un diálogo fructífero, enriquecedor, a partir de enmendar errores del pasado que acarrearon la destrucción de las culturas y llevaron a la pérdida de un patrimonio de una riqueza difícil de medir. Pero para que ese diálogo tenga sentido hace falta partir de ese núcleo creador que refiere Paul Ricoeur: «Me parece que, si se quiere alcanzar el núcleo cultural, hay que cavar hasta esa capa de imágenes y símbolos que constituyen las representaciones básicas de un pueblo». Y para esto, según él, no bastan las engañosas intuiciones del corazón sino que requieren, para su desciframiento, de una interpretación metódica.

Mercedes González ha estudiado aquí al hombre. A unos hombres concretos en relación muchas veces despareja con otros seres humanos. Lo hace con visión abierta, humanista. Se ha entregado al desciframiento sin oportunismos, con vocación de servir al conocimiento capaz de conducir al amor, el respeto al otro, el diálogo fecundante, la convivencia. Ha logrado en estas páginas unir su traslúcido amor por esta causa, con el rigor, y enlazar a éste con un buen criterio didáctico que es bienvenido y facilita un adecuado acceso al tema indígena en la Argentina.

Gregorio A. Caro Figueroa


Indice:

Prólogo

Capítulo I
Consideraciones generales y antecedentes históricos
Introducción
El amargo sabor de la invasión
¿El 12 de octubre es el Día de la Raza?
El Etno genocidio en nuestro territorio Bibliografía y notas

Capítulo II
Cultura, concepto y caracteres
Fundamentos de las creencias y sus expresiones
Expresiones típicas de la conducta social del hombre antiguo
Bibliografía y notas

Capítulo III
Pautas culturales de los pueblos aborígenes argentinos
Región Fueguina
Región de la Gran Patagonia
Región Cuyana
Región Central
Región Mesopotámica
Región Chaqueña
Región Noroéstica
Bibliografía y notas

Capítulo IV
Los juegos infantiles y deportes
Abipones
Pilagás
Wichís
Tehuelches
Pampas
Onas
Yamanas
Bibliografía y notas

Capítulo V
Bellas artes y arqueología
La Música y sus instrumentos
Bibliografía y notas

Capítulo VI
Problemática actual de los aborígenes argentinos