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Ed. Llanto de Mudo, año 2013. Tamaño 21,5 x 15 cm. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 158

Por Sebastián Pons
Córdoba, 2013

Pulpa. La carne de la fruta. No el carozo, no lo que canta, no el alma al fin del cuerpo o un hálito de frutos rasgados en poder de los duendes. No la semilla, el germen, el mero signo de lo por-venir, la piedra angular; no el simiente -tampoco el cimiento- que estallará para que florezcan las grandes catedrales, los géneros mayores (narrativa, poesía, drama). La pulpa: lo sabroso, la mullida carnosidad donde se hunden los dientes, el jugo que salpica y chorrea.

La pulpa mollar, lo blando, lo fácil de digerir, la narrativa del lector fiel al policial, al terror, a la ficción científica, al fantástico, a la aventura. La pulpa, entonces, que cubre el carozo, las semillas, los gérmenes; los cobija, los acolchona, los protege. De esos embriones proceden las arquitecturas de la lengua; poéticas ancestrales, estilos cuasi eviternos y orfebrerías de palabras- de las que han brotado escuelas literarias- están en potencia en la propia semilla. Pero antes hay que roer y engullir la pulpa: por caso, la actual generación dominante y los nuevos clásicos de la literatura argentina se criaron leyendo historietas, leyendo a Chandler, leyendo a Dick; el propio Borges supo nutrirse de las seudo-épicas cercanas, de la aventura, de los llamados «géneros menores», y Roberto Arlt es legatario del folletín.

Acordamos con Elvio Gandolfo en que «los ‘géneros menores’ cumplen un papel de refresco, de refuerzo de la ‘literatura mayor'»; pero entendemos (tenemos fe en ello) que es un camino de ida y vuelta, que las formas complejas y la estilización sumamente artística han enriquecido, a veces como tenia, otras como lluvia de fuego, a la ficción «pulp».

La pulpa es el borde -en los confines de todo cosmos conocido e hipotéticamente en el más allá-. El es borde exterior y el interior a la vez: delimita y une. «La ficción es una rama de la neurología», escribió J. G. Ballard en el ensayito «Notes from Nowhere», y, a la vez -en una consideración que recuerda la de la metafísica como rama de la literatura fantástica (Borges)-, unas líneas más adelante sostiene lo contrario: «La neurología es una rama de la ficción: Los libretos de nervios y de vasos sanguíneos son las mitologías escritas del cerebro y el cuerpo». Lo uno y lo otro, la lectura que se recluye y que abre en un mismo movimiento, ni sólo gran literatura ni sólo leve divertimento narrativo: eso es PALP.

Como un camarada temible o una mascota desbocada, PALP es el homenaje y el sarcasmo de aquella pulpa de papel que en las primeras revistas norteamericanas -las «pulp fiction»- protegía a una comunidad de lectores de género a la vez que los arrojaba al peligro de otra literatura. Ahí queremos estar, enlodados de pulpa, melifluos y gredosos, al límite, bordeando cualquiera de las manifestaciones posibles: interrogados por ese engendro externo que nos emergió al descuido; interrogando, a su vez, el bloque sofocante del aire exterior; interrogados, también, desde adentro por esa perturbación viviente que se ha aprovechado, para guarecerse, de las grutas hendidas en las partes deterioradas de nuestro cerebro. Pero interrogando al fin, de cualquier manera, con preguntas como las siguientes:

¿Cómo accionarían en la realidad sensible las miles de recónditas voces o el inmenso misterio que pudiera habitar el interior resplandeciente de un escritor?¿Lo que se avecina en sueños es más temible que su émulo de la vigilia?
¿Qué sucede cuando, como un místico, se está en posesión de una verdad irrefutable y absoluta? ¿Cuánto cuesta el cariño hacia lo extraño? ¿La moral más violenta debe juzgar como entidad toda apariencia? ¿A qué sabe lo real para un incisivo profesional de lo espurio? ¿Qué podría emerger de un bosquecito lindero a la zona de asadores al costado de la Ruta 9? ¿Cuál es la velocidad de un síndrome en un entorno afectado por una apretada agenda criminal?

Interrogantes que convergen en PALP Nº 1, y de cuyos rodeos, respuestas tentativas o hipótesis dislocadas se encargarán, respectivamente, Elvio Gandolfo, Martín Cristal, Rodolfo Santullo, Ramiro Sanchiz, Cezary Novek, Diego Cortés, Luciano Lamberti y Leonardo Oyola. Generosos convidantes de sabrosa pulpa.

INDICE
Editorial
Pequeño/Grande, por Elvio Gandolfo
Tsunami a la una-cero-seis, por Martín Cristal
Los predicadores, por Rodolfo Santullo
Aquella música, por Ramiro Sanchiz
El pozo, por Cezary Novek
El crítico, por Diego Cortés
La canción que cantábamos todos los días, por Luciano Lamberti
Estocolmo, por Leonardo Oyola
Los Autores