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Ed. Amorrortu, año 1976. Tamaño 20 x 12 cm. Traducción de Flora Setaro. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 260
Este trabajo da cuenta de una serie de investigaciones que se llevaron a cabo sucesiva o simultáneamente partiendo de una primera intuición y que se articulan en torno del tema del espacio imaginario. Esas investigaciones delimitan un área comprendida entre lo real y lo imaginario, por una parte, y entre lo imaginario y lo inimaginable, por la otra, y que en toda su extensión comprende una única problemática: la génesis del espacio y el rol que corresponde al cuerpo propio en esta génesis.
Habida cuenta de la infinita complejidad de los fenómenos que es preciso examinar, tendremos que investigar un solo aspecto por vez. Por lo tanto, en un principio nos contentaremos con abordar, sin renunciar por ello a completar nuestra demostración en un futuro cercano, el problema del espacio en su nivel más estructurado: el que pone expresamente en juego la visión binocular, cuya formación y tras-formación seguiremos a través de los estratos sucesivos de una experiencia que pasa de la percepción a la fantasía y de esta al sueño, y viceversa. A medida que progresa la investigación se perfilan los contornos de una teoría de la imagen del cuerpo en cuanto entidad visual.
Esta teoría se basa en dos conceptos fundamentales, incluidos en calidad de esbozo en una obra anterior (De la proyección. Un estudio psicoanalítico, de Sami Ali): 1) el concepto de proyección sensorial, que designa, subyacente en el funcionamiento defensivo del mecanismo, una actividad proyectiva primordial mediante la cual se determina a priori la posibilidad del espacio y del objeto, y 2) el concepto de esquema de representación, que define la parte conferida al cuerpo propio, identificado con el sujeto, en la emergencia de lo visible y de sus metamorfosis. De aquí deriva una serie de hipótesis que se anticipan a la experiencia clínica y que esta, a su vez, modifica.
La perspectiva en que se sitúan estas investigaciones sigue siendo la de la antropología psicoanalítica: se hace hincapié, quizá de modo menos sistemático que en un estudio precedente, en la inserción cultural de la investigación clínica, así como en el aporte de otra cultura -que se aproxima más ingenuamente a lo que es el hombre- a una problemática donde entra en juego la experiencia del cuerpo en su totalidad.
Conviene aclarar ahora el vínculo que relaciona la problemática del espacio con la teoría psicoanalítica clásica. Sabemos que ñesta utiliza un modelo del aparato psíquico que presenta como extendido en el espacio y que concibe enteramente en términos de espacio, asignando regiones bien circunscritas a las funciones consciente, preconsciente e inconsciente. De aquí se extraen, sin duda dos consecuencias importantes: en razón de que el psicoanálisis se concibe él mismo a partir de una imagen espacial, propone una concepción genética del tiempo y no del espacio; una reactivación del problema del espacio, si demuestra ser capaz de ampliar la óptica freudiana, debe llevarnos a replantear el fundamento mismo de la tópica (sobre todo, de la primera).
Esta ampliación, que trataremos de desarrollar en las páginas siguientes, choca fatalmente con el saber constituido. De este choque surgen algunos «obstáculos epistemológicos» que, para ser superados, deben primero exponerse con claridad. Dos, en particular, merecen mencionarse:
1- Si por un error de interpretación —lamentablemente muy generalizado— la proyección se reduce al desplazamiento en que se hace recaer el peso del pasaje del adentro hacia el afuera, seremos incapaces de percibir que en la propia obra freudiana toda la metapsicología de la proyección es casi inexistente. Por consiguiente, una primera aproximación, en lugar de cerrar el debate, plantea de hecho una de las cuestiones más esenciales.
2- La aplicación rigurosa de la regla según la cual el contenido latente del sueño explica sus «caracteres puramente formales» (especialmente, el orden espacial de los acontecimientos escenificados y todo lo que proviene del espacio onírico como tal) hará desaparecer bajo un mosaico de interpretaciones particulares la generalidad de una cuestión que concierne nada menos que a toda la geometría de lo imaginario. En efecto: esos «caracteres puramente formales» son constantes y su ordenamiento sigue principios que es perfectamente posible revelar, como si el deseo del sueño sólo pudiera realizarse mediante una estructura donde el espacio de la representación se identifica con la espacialidad del cuerpo propio. Tal vez entonces llegaremos a percibir que forma y contenido se hallan en una relación de complementareidad dialéctica, y que son los árboles, y no el árbol, los que ocultan el bosque.
INDICE
Prólogo
Primera parte
1- El problema
2- La clínica
3- La teoría
Segunda parte
4- El espacio de la percepción
5- El espacio de la fantasía
6- El espacio del sueño
Tercera parte
7- La convergencia visual
Cuarta parte
8- «Lo inimaginable». A propósito de La caza del Snark, de Lewis Carroll
Conclusiones
Apéndices
Apéndice 1- Piaget y el concepto de proyección
Apéndice 2- TAT y Rorschach de Blaise
Notas
Referencias bibliográficas