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Ed. Tinta Fresca, año 2012. Tamaño 21,5 x 13 cm. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 216
Mientras nos deslizamos raudamente a bordo de este siglo veintiuno que tantas sorpresas nos ha deparado, ostentando todos sus sortilegios tecnológicos y su estilo de vida globalizado, ¿la escuela se ha vuelto obsoleta?
Es muy difícil contestar ese interrogante de un modo categórico; tal vez, inclusive, las posibles respuestas todavía resulten impronunciables. Por eso, la finalidad de estas páginas consiste en profundizar este cuestionamiento, explorando algunas de sus aristas con el propósito no ya de ofrecer soluciones tranquilizadoras sino de refinar su formulación para hacerlo más fructífero. Embarcamos en ese desafío sabiendo, de antemano, que las herramientas de que disponemos para realizar esa tarea no son las del especialista en educación, con las ventajas y desventajas que eso implica. En vez de surgir de la vasta tradición pedagógica, y aunque sin duda aspire a dialogar con algunas de sus vertientes, la perspectiva de análisis aquí convocada parte de un terreno que aun suele considerarse muy distante de los rituales escolares, casi su antagonista: el campo de los medios de comunicación. Sobre todo en su rutilante conjugación informática, digital e interactiva, que viene emplazándose a nivel mundial en sintonía con los avances ya más asentados de la cultura audiovisual.
Se intentará también, y con especial énfasis, desplegar una mirada antropológica y genealógica sobre el problema enfocado, con el fin de detectar algunas tendencias propias de nuestra era: aquella que nos impregna al mismo tiempo en que la tejemos y surcamos a toda velocidad, motivando la incertidumbre del interrogante inicial. Si todavía enmudece o titubea a la hora de responderlo, al menos este clima de época brinda algo insólito que deberíamos aprovechar como una rara dádiva: permite poner el presente en cuestión. Por encontrarnos de repente ante una encrucijada, vemos cómo estallan las cercas erguidas a partir de viejas convicciones y certezas que ya no son tales. Pero ser contemporáneo no es tarea exenta de riesgos: si estamos alertas a las señales del mundo, quizás tengamos la suerte de que éstas nos perturben hasta el punto de suscitar pensamiento; siempre y cuando se logre sortear los peligros que implica pisar terrenos tan pantanosos sin eludir la complejidad de los fenómenos ni despreciar sus contradicciones. Aunque el desmoronamiento que está en curso sea doloroso y desconcertante, también es cierto que tras esa abertura la visión se expande hacia otras direcciones y, en consecuencia, los caminos pueden multiplicarse.
Por tales motivos, el foco de este ensayo no apunta solamente a la escuela ni al peculiar entorno sociocultural, económico y político que la vio nacer y desarrollarse con su orgullosa misión civilizadora. Además de contemplar ese hito con suma curiosidad, el estudio tiende a concentrarse en el contexto actual, que sin duda ha cambiado bastante y en varios sentidos con respecto a aquellos tiempos cada vez más remotos. Con esa premisa como telón de fondo, el análisis aquí propuesto tiene en su mira un componente vital de esa maquinaria, cuyo modelaje constituyó su principal objetivo: los cuerpos y las subjetividades para los cuales esa institución fue creada, en el momento de su invención y durante su gradual solidificación. La naturaleza humana no es inmutable, constituida como una entidad inconmovible a través de las historias y las geografías; por el contrario, las subjetividades se construyen en las prácticas cotidianas de cada cultura, y los cuerpos también se esculpen en esos intercambios. Por eso, este texto busca acompañar los itinerarios que compusieron esa trama hasta llegar a su configuración más actual, deteniéndose prioritariamente en los modos de ser y estar en el mundo que surgen hoy en día, y que suelen relacionarse con la escuela de modos conflictivos.
Un primer desdoblamiento de la cuestión que nos guía, por tanto, podría ser el siguiente: ¿qué tipos de cuerpos y subjetividades produjo la escuela tradicional en su apogeo? Esa localización histórica remite, sobre todo, a la segunda mitad del siglo diecinueve y buena parte del veinte; es decir, un denso bloque temporal durante el cual esa institución irradiaba aires de plena solvencia, lejos de ser acusada de obsolescencia o de estar potencialmente perimida. hay otra pregunta latente en esa averiguación: ¿por qué y para qué nuestra sociedad -occidental, moderna, capitalista, industrial- se propuso, en aquella época, generar ese tipo peculiar de seres humanos? Ese trayecto indagatorio es fundamental, pero en su meta centellean los nudos problemáticos que se privilegiarán aquí: ¿qué tipo de modos de ser y estar en el mundo se crean ahora, al despuntar la segunda década del siglo veintiuno? ¿Cómo, por qué y para qué?
Avanzando un poco más en esa aventura, surgirá la pregunta más interesante y también la más espinosa, cuya respuesta quizás aun deba permanecer abierta y pulsante: ¿cuáles son los tipos de cuerpos y subjetividades que quisiéramos forjar hoy en día, pensando tanto en el presente como en el futuro de nuestra sociedad? Una vez definido ese complicado sondeo, incluso para contribuir a depurarlo o ahondarlo, también habría que justificar las posibles contestaciones inquiriendo nuevamente sus puntos claves: ¿por qué y para qué? Por último, en esa búsqueda por desentrañar la médula de este asunto, cabría insertar la duda crucial que inspiró la redacción de este libro, como un disparo hacia nuevos rumbos: ¿qué tipo de escuela -o qué substituto de ella- necesitaríamos para lograr ese objetivo?
INDICE
Introducción: ¿Para qué sirve una escuela?
1- El colegio como una tecnología de época
2- El molde escolar y la maquinaria industrial
3- Educar al soberano disciplinando a los salvajes
4- Los incompatibles: otros tipos de cuerpos y subjetividades
5- El derrumbe del sueño letrado: desazón, deserción y «zapping»
6- Las subjetividades mediáticas quieren divertirse
7- Del alumno al cliente, de la ley na la negociación
8- Del niño al usuario o consumidor: cae el mito de la transmisión
9- Del empleado al emprendedor, de la formación a la capacitación
10- Mercado en vez de Estado: de las amonestaciones al «bullying»
11- Violencia e inseguridad: del reformismo moral al blindaje policial
12- Del pizarrón a las pantallas: la conexión contra el encierro
13- Aulas informatizadas y conectadas: ¿muros para qué?
14- ¿Resistir al confinamiento o sobrevivir a la red?
A modo de conclusión: Inventar nuevas armas