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¿Qué es la neurosis para el psicoanálisis actual?, de Laplanche y otros. Revista de Psicoanálisis, Número Especial Internacional.
Ed. Asociación Psicoanalítica Argentina, año 1982. Tamaño 26 x 17.5 cm. Estado: Muy Bueno. Cantidad de páginas: 364
Podríamos decir que el concepto freudiano de neurosis se fue definiendo – también complejizando junto al desarrollo de la teoría.
Lo antecedió la necesidad de jerarquizar la importancia del conflicto basado en la significación inconsciente; de ahí que en los
comienzos Freud siguiera intentando separar aquello de causa orgánica de lo de origen psíquico («accidental») y que todavía convivieran neurosis y psicosis englobadas en un mismo mecanismo, la defensa (1894a). Del otro lado estaban las neurosis actuales (1895b). Pero no existía una concepción unificante de las neurosis. En aquéllas contaban el conflicto y la defensa; en éstas, el componente orgánico de la excitación sexual, por cierto opuesto a la incapacidad yoica de ligar.
Las neurosis de defensa derivaron en las de transferencia y este último factor se erigió en un nuevo concepto diferenciador. Se distinguieron las neurosis de transferencia, capaces de establecerla, y las neurosis narcisistas, imposibilitadas de hacerlo. ¿Dónde quedaron las actuales, estrictamente, la neurosis de angustia? Y luego vendrían la «traumática» y la «de destino» a complicar este polifacético grupo.
En 1924, con la nueva tópica, Freud hace un nuevo agrupamiento sobre la base del conflicto: las neurosis de transferencia sitúan al yo enfrentado al ello y recurriendo a la represión, mecanismo princeps que fue señalado desde los comienzos de la teoría; en las psicosis el yo se opone a la realidad del mundo externo, desconociéndola, y en las neurosis narcisistas —paradigmáticamente la melancolía— se asiste a la lucha del yo con su superyó. En esta nueva sistematización quedaron subsumidos los conflictos de pulsiones —sexuales versus del yo—, de la libido —objetal versus narcisista— y de deseos —del inconsciente versus del preconsciente— de sucesivos momentos previos de la teoría.
Pero junto a la nueva estructuración del psiquismo aparecen otras puntuaciones no menos importantes. El yo, infatigable conciliador
en tanto «servidor de muchos amos», no escatima recursos para evitar el displacer y, aun el yo normal es capaz de llegar a deformarse y fragmentarse (escindirse) en su lucha defensiva, asemejándose al yo del perverso. Además la pérdida de la realidad no es exclusiva de la psicosis. En ella, sí, termina en desconocimiento, mientras que en la neurosis conserva, en el síntoma, su enlace simbólico.
A partir de esta plataforma conceptual freudiana se fueron gestando incesantemente desarrollos sin duda importantes pero que produjeron un crecimiento desigual de las teorías, que en muchos casos parecieron seguir sus propios caminos distanciados de los ajenos.
Las nomenclaturas comenzaron a diverger. El self vino a complicar la teorización acerca del yo, hasta el punto de plantear un narcisismo basado en una libido en el self, más allá de la del yo. Los conceptos kleinianos de posición, objeto, ansiedades, identificaciones proyectiva e introyectiva, el nuevo status de la fantasía inconsciente y la importancia del mundo fantasmagórico conmovieron, sin duda productivamente, el andamio teórico psicoanalítico. Del mismo modo las postulaciones acerca de un yo y un superyó tempranos.
Las investigaciones en los campos de la psicosis y de los casos limítrofes, del análisis de niños, como también los psicosomáticos y
los trabajos sobre el autismo también han aportado nuevas aperturas y complicaciones nosológicas. Y si agregamos la tópica lacaniana y los conceptos de significante, sujeto y objeto, con sus implicancias psicopatológicas, tenemos un desafiante abanico de propuestas que invitan a la confrontación de las teorías.
Hace cien años, en 1892, Freud emprendía el tratamiento de Elizabeth von R., su «primer análisis completo de una histeria», y casi
inmediatamente, en enero de 1893, se publicaba la «Comunicación preliminar», primer texto que ensaya una explicación psicoanalítica
de los fenómenos neuróticos. Desde entonces una producción abundante y valiosa ha desplegado observaciones de un variado número de campos y desde los más diversos ángulos y postulaciones. El panorama que hemos sintetizado, por demás incompleto y seguramente parcial, es tan sólo una muestra. Es quizás tiempo de recapitular y formidarse las preguntas más básicas para poder tener una idea de los distintos enfoques con que podemos contar. Comenzamos por la neurosis.
Sumario
Leonardo Goijman: Presentación
A manera de introducción
1- Mauricio Abadi: «¿Qué es el psicoanálisis?», se pregunta la neurosis actual
2- Sélika Acevedo de Mendilaharsu: Qué es neurosis para el psicoanálisis actual
3- Víctor Manoel Andrade: Qué es la neurosis para el psicoanálisis actual
4- Ricardo Avenburg: ¿Qué es la neurosis para el psicoanálisis actual?
5- Willy Baranger: De la necesaria imprecisión en la nosografía psicoanalítica
6- Jean Bergeret: Ensayo crítico sobre la noción de «neurosis» para un psicoanalista
7- Harold P. Blum: Una transferencia masoquista perversa y sus raíces patógenas
8- Isabel Dujovne; Oscar A. Paulucci: Sobre una aversión apasionada: las fobias
9- Juan Carlos Gorlero; Débora Perla Sneh: La neurosis, hoy. Nuevos caminos de la resistencia
10- Jean Laplanche: Las fuerzas en juego en el conflicto psíquico
11- Serge Leclaire: Hablar en primera persona. (Apuntes sobre el concepto de neurosis en la actualidad)
12- Joyce McDougall: Del cuerpo hablante al cuerpo hablado. El periplo de la psicosomatosis a la psiconeurosis
13- Carlos Alberto Paz: Neurosis: estructuras o niveles
14- Leonardo Peskin: ¿Hay neurosis hoy?
15- Guy Rosolato: Los fantasmas originarios y sus mitos correspondientes
16- Joseph Sandler y Anne-Marie Sandler: Comentarios sobre la regresión y la antiregresión
17- Jaime I. Szpilka: La neurosis hoy
18- Helmut Thomä: Interpretación psicoanalítica del significado inconsciente de diversas perturbaciones somáticas
19- Enrique R. Torres: La histeria, aún
20- M. Stefania Turillazzi Manfredi: Cómo cambia la neurosis en la mente del analista