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Ed. Paraíso Perdido, año 2009. Tamaño 21,5 x 14,5 cm. EDICION BILINGÜE ALEMÄN-CASTELLANO. Selección y prefacio de Timo Berger. Traducciones de Timo Berger, Silvana Franzetti, Nicolás Gelormini, Ariel Magnus, Rery Maldonado, Cecilia Pavón y Susana Romano.

Por Timo Berger
Berlín, junio de 2009

La presente selección de poemas no pretende ofrecer una mirada abarcadora del panorama de la lírica alemana actual. Es una
instantánea: el intento de abrir una ventanilla y trazar algunas líneas en un campo simbólico particular que, a su vez, evidencia
ciertas grietas que atraviesan la cultura alemana de hoy. Debido a limitaciones de espacio, opté por presentar -ante la alternativa
de incluir uno o dos poemas de una veintena de poetas- una muestra extensa de nueve vates destacados de los últimos años. Los
seleccionados que participan frecuentemente en recitales, figuran como colaboradores de revistas literarias o actúan como gestores
culturales aglutinan de algún modo las tendencias literarias actuales en Alemania. Nikola Richter, por ejemplo, es fundadora
de un grupo literario que organizó de 2001 a 2006 recitales literarios mensuales en bares de ex-casas okupa. Bjorn Kuhligk y Tom Schulz editaron recientemente una antología del poeta apócrifo belga HEL, estrella de la escena under del barrio de Prenzlauer Berg, sino privilegiado para la literatura en la capital alemana. Kuhligk fue, además, durante muchos años, editor de la revista Lauter Niemand. René Hamann participa del Forum der Dreizehn, que propone un diálogo sobre poesía y poéticas en un sitio web y organiza recitales. Uljana Wolf forma parte del colectivo artístico KOOK, que cuenta con un sello editorial muy aclamado por la crítica literaria, y organiza lecturas mensuales en el Kaffee Burger, uno de los sitios más destacados del circuito poético under. Winkler es editor de la revista Intertendenzen, traduce poesía anglosajona reciente al alemán y publicada el «lyriklog», un poema cada semana durante tres años en el sitio de la revista electrónica cultural www.satt.org.. Nora Bossong, Ann Cotten y Monika Rinck participaban en diversos proyectos culturales y editoriales en distintas ciudades alemanas y austríacas.

La poesía alemana reciente se resiste a una rápida canonización. Si bien en los últimos años se han publicado varias selecciones de la poesía contemporánea alemana, los críticos literarios y los poetas mismos todavía discuten sus características, oscilando entre la repetición del credo posmoderno, la legítima heterogeneidad de voces y poéticas más estrictas que privilegian o el cuidado de los aspectos formales o el carácter social-político de los textos. Björn Kuhligk y Jan Wagner presentaron Lyrik von jetzt (Berlín, 2003) y Lyrik von jetzt II (Berlín, 2008), un par de antologías con textos de 74 y 50 poetas contemporáneos, respectivamente. Los editores, ellos mismos poetas, no plantearon un criterio estético o meramente generacional para su selección, sino que valoraron la presencia de los poetas en la escena literaria; básicamente, su grado de «visibilidad». Kuhligk y Wagner recogieron su material de antologías, revistas literarias y publicaciones de editoriales under, peso sobre todo de los
circuitos de lectura, recitales y performances cuyos protagonistas se concentran en las ciudades alemanas de Colonia y Berlín.

En estas ciudades la experiencia de la historia y el presente no ha sido la misma en la narrativa o en la poesía. Como si los «géneros» implicaran en un nivel general perspectivas irreconciliables sobre el mundo. Berlín, por ejemplo, se impuso en el campo de la narrativa durante el transcurso de los ochenta del siglo pasado, con la llamada escena del Prenzlberg como centro dominante (no solo en la antigua RDA) en cuanto a nuevas tendencias y modelos a seguir: fue la primera escena de Prenzlauer Berg conformada
por escritores de la parte occidental de Alemania. Tras la caída del muro, aquel viejo barrio obrero y abandonado vivió una invasión de gente joven de todas partes de Alemania y de Europa. Es entonces cuando reconfigura Prenzlauer Berg. Si los escritores mayores, en el contexto de un régimen autoritario que ponía en sospecha generalizada a todos los autores, escribían con una carga política constante (inclusive de abierta disidencia), los nuevos autores del Prenzlauer Berg se volvieron con rapidez presas del marketing, y el poder de innovación estética de toda una camada de nuevos autores en precipitada emergencia se consumió tan rápido como los sueños de ganancias económicas de las empresas editoriales que los promovieron. Quedó -y eso aparte- sobre todo el mito y un barrio convirtiéndose cada vez más en un caso paradigmático de lo que la urbanística entiende por gentrificación.

La poesía joven alemana, en cambio, vive aun el impacto de la influencia y densidad de esos años apenas anteriores y posteriores
a la caída del muro. El campo de la poesía se niega a olvidar esa época de esplendor, cuando las casas vacías eran ocupadas
con facilidad y cada noche se abría un club nuevo e insólito, cuando los recitales comenzaron a celebrarse en bares y todo parecía posible, aun la conciliación entre el arte y la vida, según el sueño de los bohemios berlineses.

Hay que tener en cuenta que, a diferencia de la narrativa, la poesía -para bien y para mal- no es una empresa capaz de obtener altas ganancias materiales, sin embargo su rendimiento en valor simbólico, es alto. Por eso, a pesar del tono conciliador de la antología de Kuhligk y Wagner -de la que casi ningún poeta más o menos conocido fue excluido-, se abren en ella grietas inevitables y corrientes que se relacionan cada vez menos entre si.

De hecho, Kubligk ha buscado ahora un aliado más radical para su próxima antología de poesía alemana (aun no publicada) que apuntará a la relación entre literatura y política. Esa nueva selección fue hecha con Tom Schulz, quien forma parte de una constelación de nuevos poetas que alguna vez fueron llamados «los rabiosos».

La pregunta que surge es: ¿Qué pasó entre los inicios del nuevo milenio y este presente? Y aquí entra nuevamente lo político. Cuando a fines de la década de los noventa, en un intento de distanciarse de la vieja escena del Prenzlauer Berg, surgieron «haciendo lo suyo» poetas como Monika Rinck, Jan Wagner, Ron Winkler y el propio Kuhligk, con una escritura juguetona, que indagaba en ocasiones las condiciones del sujeto (o la relación entre el sujeto y su medio más inmediato: la experiencia y constitución de un paisaje urbano), ese modelo poético -que retomaba de algún modo la noción de «privacidad» de los años post 1968- exhibía ya sus primeras deficiencias.

Con el mandato de captar una realidad cada vez más compleja y cruzada por lo político-social, algunos autores demandaban a la poesía salir del escapismo (y de la dedicación al canon literario): pedían que los poetas abrieran a los ojos al mundo que los rodeaba, a esa brecha, cada vez más grande, entre los triunfadores de la caída del muro y los perdedores de una sociedad que, durante varias décadas, se auto-celebró justa e igualitaria.

Nuevo poetas, nueve poéticas. Sin embargo una zona de preocupación en común: rescatar y ampliar la poesía como modelo para hablar del presente en diálogo con el pasado, para preservar la dialéctica entre cuidar y ampliar las formas tradicionales, para construir un sujeto sin ocultar los rastros de ese proceso de construcción. Asimismo, estos poetas quieren devolver a la poesía un elemento que se fue diluyendo en las últimas décadas: el público, ése que en ocasiones rehúye de la poesía celebrada en universidades e instituciones oficiales. Al leer la poesía de Wolf, Schultz, Richter, Kuhligk, Rinck, Winkler, Bossong, Cotten y Hamann se advierte que los nueve autores formaron su estilo a través de recitales y lecturas diversas ante el público: cada palabra es justa y suena en voz alta; cada poema fue leído varias veces; antes de encontrar su forma definitiva sobre el papel. Si esta selección de textos puede transmitir parte de la vivacidad de la poesía alemana reciente, buena parte de la intención de este libro estaría cumplida. No olviden que la poesía, si vive, respira y aspira hacia un más allá. O dicho en las palabras de Kuhligk, traducido por un cuidadoso Ariel Magnus: «se debe, se puede devolver el fuego».

INDICE
Señales de emergencia, por Carlos Vicente Castro
Acerca de la poesía alemana reciente, por Timo Berger
1- MONIKA RINCK
el phüh
sigiloso
prolongación
green faces: somos entonces algo así en el espacio
no tener: sustancias (this is for paddy)
charco
peonías
2- TOM SCHULZ
Año Nuevo
De noche, en el Lidl la clase trabajadora forma fila
La parte central de un poema
Los implotados
Compra o muere
Estados indecisos
Auto Pista Urbana
Parada
3- RENÉ HAMANN
radioemisora WDR
calle stokkumer
ellen en friburgo
club de la república
las hijas de freud
la noche siguiente
palmeras
escopofilia
4- RON WINKLER
un día como diciembre
elegía campestre
frente a la isla
hasta acá swimming pool
visión to go
Diario, Lago Momentane
poema animalizado
5- BJÖRN KUHLIGK
De las distancias
Gran Cine
El amor en los tiempos de la UE
durante los rezos del viernes
Sin corbata y si lo pensáramos
A lo lejos los buques
Lucha material
6- NIKOLA RICHTER
artillería liviana
somos nómades
voto de confianza
defecto de seguridad
fuera de juego
handling o easy jet
7- ULJANA WOLF
legnica pólnocna
sala de reanimación I
el padre señor padre
fruta
kreisau, pajarera de niebla
a los perros de kreisau
apéndice a los perros de kreisau
8- NORA BOSSONG
Traspatio
Ubicación
Plumaje liviano
Caza inmóvil
Cuernos
Visita
Chotacabras
El flautista
9- ANN COTTEN
Presencia molesta
fadaise
El sucio arreglo de un acto de habla
Si me emborracho, se pierden
En sondeo emocional con el universo/conectarse
De atra bile
Yogurt
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