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Ed. Nuestra América, año 2006. Se incluyen en esta edición varios textos inéditos que ayudarán a entender la evolución del autor. Nuevo, 288 págs.
Masetti viajó a Cuba durante 1958 enviado por Radio El Mundo a entrevistar a Fidel y al Che en la Sierra Maestra. Fue el único periodista argentino que cubrió personalmente la acción de la guerrilla conducida por el Movimiento 26 de julio. Aquellos reportajes consistieron en la primera oportunidad para el pueblo cubano y latinoamericano de escuchar a los líderes de la Revolución. Sobre estas entrevistas Masetti escribiría sus memorias, que luego serían recopiladas en este libro por Rodolfo Walsh.
Después de un breve regreso a la Argentina, durante 1959 Masetti volvió a Cuba junto a su mujer y sus hijos, invitado por el Che. Fundó y dirigió, ese mismo año, Prensa Latina, primera agencia independiente de noticias que se planteó romper con el monopolio de la información. Masetti logró que colaboraran en ella lo mejor de la intelectualidad de la época, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Waldo Frank, Wright Mills, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan Carlos Onetti, entre muchos otros.
A mediados del ´60 se alejó de su esposa y se unió a su secretaria Concepción Dumois, con quien tuvo una hija, Laura. A comienzos del 61, debido a luchas internas, renunció a la dirección de Prensa Latina. Durante la invasión a Playa Girón, a pedido de Fidel, regresó momentáneamente a la dirección de la agencia. Participó posteriormente de los interrogatorios a los mercenarios. A partir de su alejamiento de Prensa Latina, su puesto de lucha estuvo íntimamente relacionado a los planes revolucionarios del Che.
Partió a Argelia, desde fines del 1961 hasta los primeros meses del ’62, donde colaboró con el Frente de Liberación Nacional Argelino, acumulando experiencias que lo formaron como futuro jefe guerrillero.
Promediando el año 1963, Masetti fue el “Comandante Segundo” al frente del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), que actuó en la provincia de Salta. El grupo guerrillero fue infiltrado y posteriormente derrotado. Masetti desapareció, y su cuerpo nunca fue encontrado. Se toma como fecha de su desaparición el 21 de abril de 1964. Tenía 34 años.
“Dedico este libro -que no es otra cosa que una crónica periodística- a los que luchan. Sobre la verdad de lo que narro de los revolucionarios cubanos, pongo por testigos a los revolucionarios cubanos. Sobre la veracidad de lo que narro acerca del gobierno de Fulgencio Batista, pongo por testigo a Fulgencio Batista. Jorge Masetti. Adrogué, septiembre de 1958.
Existen dos Cubas: la creada para la exportación y la auténtica, la que pugna por ser integralmente una república. La primera, convierte al drama en pintoresquismo caribe con sargentos ascendidos a general y presidentes fantasticamente ricos que viven en el exilio fomentando revoluciones. La Cuba, que sólo se concibe libre, mezclada con Coca Cola y con clima tropical acondicionado para turistas que hablan inglés.
Y existe la otra Cuba: la que logró a fuerza de actos heroicos y escalando sobre cadáveres destrozados saltar la muralla de bolsas de azúcar y mostrar al mundo entero que las estridencias del cha cha cha no lograron tapar sus gritos de indignación.
Que la isla de Martí era ocupada por un pueblo que luchaba tenazmente por recuperar lo que había ganado al ganar su independencia. Que había logrado que su revolución no fuera una revolución más en el Caribe, sino que se convirtiese en el símbolo de lo que puede la voluntad de ser libre, sobre la maquinaria opresora de una dictadura…
Contra todas las previsiones, a pesar de las violentas represiones, superando el terror sembrado con prodigidad de asesino millonario, la revolución cubana no podía ser sofocada y archivada. Los hombres se habían mantenido demasiado tiempo en el campo de batalla y la publicidad que había logrado su lucha era suficientemente profusa, como para despertar sospechas.
La Argentina necesitaba saber quién era el hombre que encabezaba la revolución en Cuba, qué era el Movimiento 26 de Julio, quién lo financiaba, y con qué fines. Quería conocer si realmente la causa de este movimiento merecía la adhesión de quienes querían la libertad de Latinoamérica; quería conocer si se daba en América Latina la desconcertante excepción de que una revolución en marcha hacia el triunfo no fuese financiada por el propio pueblo”.