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Ed. El Cid Editor, año 1979. Tamaño 20,5 x 14 cm. Traducción de Walter Martínez. Incluye 38 fotografías en blanco y negro. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 190
El Autor, planetólogo del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, Arizona, es experto en procesos de caracterización planetaria, y lunar. En esta obra aborda el estudio de los «mundos rocosos» que representan los planetas interiores del Sistema Solar: Mercurio, Venus, Tierra y Marte, así como los asteroides y nuestro satélite natural: la Luna. Señala la importancia de los viajes espaciales y la creciente participación de meteorólogos, geólogos y biólogos junto a los astrónomos e ingenieros espaciales en el estudio del cosmos.
Tal vez su conclusión más importante sea que, a medida que conocemos la evolución del resto de los planetas, nos aproximamos más a descifrar algunas claves del pasado del nuestro y, posiblemente, de su futuro.
Por Clark R. Chapman
¡Es increíble poder ver a Marte en esta forma! Siete años después de que el hombre había pisado por primera vez la Luna, el Dr. Tim Mutch saboreaba el momento mas gratificante de toda su carrera. Naturalmente, Marte se apreciaba coma nunca, gracias a que la cámara del Viking estaba trabajando correctamente. Tim Mutch era el responsable del equipo de científicos e ingenieros que habían diseñado, construido y probado la cámara que en ese momento estaba instalada en las anaranjadas llanuras de Marte, transmitiendo a la Tierra las primeras imágenes cercanas de un desierto marciano. Había compartido su triunfo personal con millones de espectadores que contemplaban, por medio de la enorme red televisiva que él había dispuesto, cómo las difusas imágenes se iban transformando en nítidas tomas del suelo marciano.
Otras imágenes que ofrecían un panorama de cantos rodados esparcidos por una zona de la superficie marciana, comenzaban a proyectarse en los televisores de la Tierra. Los científicos estaban realmente emocionados ante las pantallas de TV instaladas en el Laboratorio de Propulsión a Reacción. Sin embargo, algo no era como se esperaba. El cielo era brillante; incluso, tal como lo comprobaron posteriores tomas, era de un tono ocre brillante, y no un cielo negro azulado como se había previsto.
Esta sería la primera de las muchas sorpresas que la permanencia temporal del Viking sobre Marte revelarían a los científicos que trabajaban en la misión. Cuando se habían realizado los primeros tres experimentos biológicos, éstos parecían indicar indicios de vida abundante en el planeta, hecho que llenó de regocijo a los científicos; sin embargo, más tarde, éstos quedarían enmudecidos cuando otras experiencias químicas, no pudieron demostrar que existieran moléculas orgánicas en Marte. La idea sobre la posibilidad de vida en el planeta rojo quedaba así en un estado de total ambigüedad. Mientras tanto, el primer Viking y luego el segundo comprobababn que los casquetes polares marcianos eran realmente de hielo (agua congelada) más que de hielo seco (CO2 congelado). También posteriormente, las cámaras del Viking mostraban misteriosos surcos en las superficies de los dos satélites naturales de Marte.
Los primeros meses de la misión Viking, sintetizaron todas nuestras variables hipótesis acerca del planeta rojo.
Aquella antigua personificación de Marte como el dios de la guerra, pasando en este siglo por la muy divulgada idea sobre la existencia de canales artificiales construidos por alguna civilización marciana, culminaron antes de la Segunda Guerra Mundial, en el terrible drama de Orson Welles, sobre una supuesta invasión marciana a la Tierra, y que, llevada a un programa radial conmovió, en la confusión, a gran parte de los escuchas, por la posible certeza de lo que narraba.
El 30 de julio de 1965, surgieron nuevas noticias sobre Marte. En grandes titulares de primera plana, el New York Times reportaba el pesimismo científico resultante de las conclusiones extraídas en la primera etapa de la Era Espacial: «Las últimas fotografías obtenidas por el Mariner 4 revelan que Marte presenta un panorama similar al de la Luna».
Las señales irradiadas a través de millones de millas, desde un artefacto espacial de 575 libras, han sido reconstruidas por los computadores de la NASA en 15 imágenes cercanas de la enorme huella de un cráter.
La fascinación del público para con Marte se derrumbó cuando las fotografías revelaban que no existían indicios de vida en el planeta; mientras, la opinión pública se dirigía hacia una batalla divisionista y hacia un gran trastorno social. Pocos años más
tarde, un vicepresidente sugería el envío de astronautas a Marte para la década de 1990; una tremenda indignación pública se levantó contra el costo enorme y desatinado que requerían los recursos para tal empresa.
Mientras tanto, indiferentes a la sentencia de muerte impuesta sobre ellos, los científicos continuaban luchando para descubrir los secretos del planeta rojo. Mayores y mejores naves espaciales se lanzaron hacia Marte. Aquellas 15 fotografías de primer plano llegaron a multiplicarse en docenas; más tarde se transformaron en miles. Se descubrió que la superficie de Marte no solo estaba cubierta de cráteres, sino también de volcanes, cañones y cientos de valles fluviales, los cuales atestiguaban que en el pasado del planeta habría existido un clima más parecido al terrestre. Se planificó también una misión no tripulada para aterrizar en Marte y lograr obtener el máximo de información sobre el medio biológico.
En el año del bicentenario de los Estados Unidos, otra vez se difundieron noticias sobre Marte. La nave Viking había aterrizado sobre el polvo anaranjado del suelo marciano, en la planicie de Chryse, y desplegando su brazo mecanico recogió muestras de tierra, con la esperanza de encontrar vestigios de microorganismos. Después de analizar los datos teleenviados a la Tierra, una vez más los científicos revelaron sus primeros descubrimientos a los inquietos reporteros. Sin embargo, estos datos eran ambiguos, debido a que Marte no había resultado el laboratorio natural imaginado por los diseñadores de los instrumentos experimentales del Viking. Tampoco, ninguno de los antiguos organismos marcianos se adaptaría a los modelos de formas de vida que los científicos habían concebido desde una perspectiva terrestre.
Todo esto no quiere decir que el problema de la posibilidad de vida en Marte no puede resolverse nunca. La respuesta seguramente saldrá a la luz tal vez dentro de un año, dentro de una década o más tiempo. Sin embargo, se debe tener presente que una respuesta prematura, tal coma sucedió muchas veces en el pasado, podía llegar a desvirtuar toda una investigación. Verdaderamente, la herramienta cultural que usamos para llegar a una respuesta correcta a cada interrogante planteado -el proceso sociológico llamado ciencia- es la actividad de la idiosincracia de los individuos, cada uno con su propio discernimiento y sus defectos, los cuales deben ser revalorizados en un momento en que las máquinas y las computadoras nos amenazan.
Si hubiéramos sabido realmente lo que significaba la misión Viking, nadie habría pensado que su objetivo sería el simple viaje a Marte. No deberíamos confiar en las probables interpretaciones de los «modelos» marcianos, deducidos solamente en base a lo aportado por la misión Viking; sino que es necesario volver a Marte, una y otra vez. En forma similar a la de un pequeño niño que va conociendo el medio que lo rodea, tentativamente e imperfectamente, la ciencia evoluciona lentamente hacia un mejor entendimiento de los planetas, de nuestro propio planeta y de su lugar en el universo. En el presente libro, intento ofrecer una guía al lector para comprender a la Tierra y los demás planetas interiores del sistema solar, siempre desde una perspectiva científica, donde las hipótesis se verifiquen en los hechos.
INDICE
Lista de Ilustraciones
Algunas Importantes Misiones Espaciales Lunares y Planetarias
Prefacio
1- Los Planetólogos
2- Los Cráteres: Cronómetros Planetarios
3- Uniformismo y Catastrofismo
4- Fragmentos originados por la Formación del Sistema Solar
5- La Revelación de un Mundo
6- El Interior de los Planetas
7- La Atmósfera de Venus y otras Envolturas Gaseosas
8- La Luna ¿Qué hemos aprendido gracias a la Misión Apolo
9- Marte y la Tierra: Un Cambio en sus Perspectivas