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Ed. Educa, año 2006. Tamaño 22 x 15,5 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 196
El Congreso Teológico Internacional sobre la carta encíclica Veritatis splendor realizado por la «Cátedra Juan Pablo II» de la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires durante los días 23-24-25 de septiembre de 2004, puso de manifiesto, entre otras cosas, dos realidades: por un lado, el interés que existe por la verdad. Por otro lado, la atracción que despierta el magisterio de Juan Pablo II. El siervo de Dios convoca no solo por sus gestos proféticos, sino también por la audacia, lucidez y belleza de sus enseñanzas, que son como una luz clara y segura para la Iglesia y la humanidad contemporáneas.
Particularmente durante el siglo XX, en Occidente, asistimos a una revalorización de la dignidad y de la misión de la mujer. La mujer ha pasado a ser una de las grandes protagonistas de nuestro mundo y de la Iglesia de hoy. Pero, pareciera, que no todos los intentos por revalorizarla logran este objetivo, ya que adolecen de una visión adecuada de la mujer y de su relación ante el varón.
Juan Pablo II ha incursionado, desde el inicio de su pontificado, con gestos y palabras, en la elaboración de una visión integral de la identidad, dignidad y misión de la mujer en la Iglesia y en el mundo, proponiendo lo que podríamos llamar un «auténtico feminismo» o, según la expresión usada por el mismo Papa, «nuevo feminismo» a la luz del «designio de Dios».
Podríamos decir que todo su pontificado, e incluso su ministerio sacerdotal y episcopal en Cracovia, han tenido como uno de sus principales ejes temáticos y de acción «la verdad revelada sobre el hombre como «imagen y semejanza de Dios»» varón y mujer (cf. Gén 1, 27).
El desarrollo más importante lo hizo en una larga serie de seis ciclos de catequesis semanales sobre la teología del cuerpo o el amor humano en el plan divino, entre los años 1979 a 1984, al inicio de su pontificado, a fin de acompañar los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la familia cristiana en el mundo actual. Si bien estas catequesis dieron como resultado un impresionante corpus doctrinal que constituye la respuesta del Papa al desafío de repensar las bases de la moral sobre la sexualidad y el matrimonio, en ellas se encuentra la elaboración de una antropología integral o adecuada centrada en la teología del cuerpo, la cual «se convierte, en cierto modo, también en teología del sexo, o mejor, en teología de la masculinidad y de la feminidad».
En este sentido, debemos decir que la teología de la feminidad tiene su origen y fundamento en este extenso ciclo de catequesis que frecuentemente son desconocidas, ignoradas o no tenidas suficientemente en cuenta a la hora de conocer adecuadamente el magisterio de Juan Pablo II sobre la mujer.
Como dice George Weigel, uno de sus mejores biógrafos, «hay pocos teólogos contemporáneos que hayan aceptado el desafío implícito en la dramática propuesta de Juan Pablo…Tomados en su conjunto, estos ciento treinta discursos catequísticos constituyen una especie de bomba teológica de relojería, programada para estallar con resultados espectaculares en algún momento del tercer milenio de la Iglesia».
El eco y la continuación de este magisterio se encuentra desarrollado específicamente sobre la mujer en la Carta Apostólica Mulieris dignitatem (15-VIII-1988) que trata de los fundamentos antropológicos y teológicos que «permiten descubrir la profundidad de la dignidad y vocación de la mujer». Solamente a partir de estos fundamentos es posible hablar de la presencia activa que la mujer está llamada a desempeñar en la Iglesia y en la sociedad.
Es importante recordar que esta carta apostólica es fruto del Sínodo sobre «la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo a los veinte años del Concilio Vaticano II» realizado en octubre de 1987. En la correspondiente exhortación post sinodal Christifideles laici, publicada con posterioridad a la carta, se tratan las propuestas pastorales sobre el cometido de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Por tanto, ambos documentos se deben complementar para tener una visión integral sobre la mujer en Juan Pablo II.
Un esbozo sintético sobre la mujer se halla ya en la exhortación post sinodal Familiaris consortio (1981) en los números 22-24. A su vez, el Papa Juan Pablo retomó la temática con la Carta a las Mujeres (29-VI-1995).
El Sínodo sobre los laicos de donde surgió como uno de sus frutos la carta apostólica Mulieris dignitatem se realizó durante el Año Mariano. Es por eso que la reflexión sobre la mujer tiene como marco, en Juan Pablo II, a María «la mujer» (cf. Gen 3, 15; Jn 2, 4; 19, 26; Gal 4, 4; Ap 12, 1-6.13-17).
Tanto la verdad de «la mujer» que es María como la de toda mujer solo encuentra verdadera luz en Cristo, quien devela el hombre al hombre. Por eso, la enseñanza de Juan Pablo II sobre la mujer es de orden eminentemente teológica, aun cuando incluya la perspectiva filosófica y la experiencia humana sobre el misterio de la feminidad.
Esta teología de la mujer tiene dos ejes fundamentales constitutivamente bipolares: el primero, que mira a la identidad y a la dignidad de la mujer, constituido por los polos «hija y hermana». El segundo, que mira a la misión en la Iglesia y en el mundo, constituido por los polos «esposa y madre».
La aproximación teológica al misterio de la mujer nos muestra el polo fundante de su identidad y dignidad configurado por su relación con el Padre por Cristo Jesús en el Espíritu como «hija amada». De allí se sigue su esencial relación con todos los hombres, en particular con los varones, como «hermana» en Cristo.
A su vez, el Padre ha querido llamar a cada mujer a realizarse como tal en este mundo en la misión de ser «esposa» del varón («serán los dos una sola carne» Gen 2, 24) y «madre» por su unión con el varón («Conoció el hombre a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz» Gen 4, 1).
Estos dos ejes bipolares formaron la estructura del Coloquio Teológico Internácional La Mujer en Juan Pablo II organizado por la «Cátedra Juan Pablo II» los días 21 y 22 de junio de 2005, cuyas Actas nos complacemos en publicar.
Interesa destacar, en particular, dos características de las cuatro expositoras. En primer lugar, la representatividad universal en razón de sus respectivos orígenes: Francia (Jo Croissant), Alemania-España (Jutta Burggraf), Portugal-Brasil (María da Graça Sales Enriques) e Italia-Argentina (María Paola Delbosco). En segundo lugar, el que dos de ellas son casadas y con hijos (Jo Croissant y María Paola Delbosco) y dos consagradas (Jutta Burggraf y María da Graça Sales Enriques).
La estructura del libro consta de las cuatro partes del Coloquio: primera, la dimensión «filial» de la mujer; segunda, la dimensión «esponsal»; tercera, la dimensión «maternal» y cuarta, la dimensión «fraternal». Se agrega una quinta parte formada por las Comunicaciones al Coloquio entre las cuales hay que destacar la de Mary Ann Glendon, Presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede.
Durante la realización del Coloquio se dieron ciertas características que, si bien no será posible transcribir en esta publicación, es importante dejar constancia: por un lado, la sintonía cordial que se creó entre las cuatro expositoras quienes en las dos intensas jornadas de mutua convivencia fueron creando vínculos de sincero afecto y de profunda comunión en la verdad, lo cual supieron transmitir a los participantes. Por otro lado, la calidad y la participación activa de los más de 500 participantes hicieron del Coloquio como una especie de «celebración» del don que el Padre hace a la Iglesia y al mundo en cada mujer por el carisma de su «genio femenino», y como una especie de «súplica» para que cada mujer sea respetada y promovida en su identidad, dignidad y misión, así como para que todas las mujeres se encuentren gozosamente de nuevo a sí mismas en su misterio divino y en su vocación suprema.
La publicación de estas Actas quiere ser una contribución más para que se pueda realizar en este nuevo milenio el llamado profético que Juan Pablo II les dirigiera a todas las mujeres del mundo:
«Les corresponde ser promotoras de un «nuevo feminismo» que, sin caer en la tentación de seguir modelos «machistas», sepa reconocer y expresar el verdadero espíritu femenino en todas las manifestaciones de la convivencia ciudadana, trabajando por la superación de toda forma de discriminación, de violencia y de explotación».
INDICE
Prefacio
Bendición del Santo Padre Benedicto XVI
Discurso de Apertura
Primera parte: «Tu eres mi hija» – Dimensión filial de la mujer
MARÍA PAOLA SCARINCI DE DELBOSCO, La visión de la mujer en el pensamiento de Juan Pablo II
MARÍA DA GRAÇA SALES HENRIQUES, Meditando con Juan Pablo II sobre María como icono de un feminismo cristiano
Segunda Parte: «Esposa y amada mía» – Dimensión esponsal
JUTTA BURGGRAF, Juan Pablo II y las mujeres
JOSSETTE CROISSANT, La mujer y su misión de esposa
Tercera Parte: «Allí tienes a tu madre» – Dimensión maternal
JOSETTE CROISSANT, La mujer y su misión de madre
JUTTA BURGGRAF, La misión de la mujer como esposa y madre. Una mirada a la familia de Nazaret
Cuarta parte: «Todos somos uno en Cristo» – Dimensión fraternal
MARÍA DA GRAÇA SALES HENRIQUES, «Si tu conocieras el don de Dios» (Jn 4,10). Conciencia de una misión
MARÍA PAOLA SCARINCI DE DELBOSCO, La mujer: ayuda semejante
Quinta parte: Comunicaciones
MARY ANN GLENDON, El Feminismo de Juan Pablo II
JUTTA BURGGRAF, Madre del amor hermoso
P. PEDRO ROBERTO GARCÍA, A través de la communio personarum se expresa la colaboración activa entre el hombre y la mujer
P. DR. PABLO ZANOR, La belleza de la sexualidad y la estructura dramática de la moral sexual