Ed. Nuestra América, año 2010. Tamaño 20 x 14 cm. Nuevo, 112 págs. Precio y stock a confirmar.
«Mayo de 1845, en Leipzig se dará a conocer el primer gran análisis del capitalismo, y de la situación y rol de la clase obrera en la sociedad burguesa. Se publica «La situación de la clase obrera en Inglaterra», de Engels. Este joven no se queda solamente en la tarea del intelectual, también dirige sus teorías como orador en varias asambleas de obreros.
En una carta a Marx escribe su sentir sobre esta toma de posición: «Una cosa muy diferente; estar ante hombres de verdad y predicarles directamente, cara a cara, sin tapujos, no es lo mismo que ocuparse en ese abominable escribir abstracto, para un público abstracto, sólo presente a los ojos del espíritu».
La situación para Engels comenzaba a complicarse, ya que recibía visitas de las autoridades policiales pidiéndole que terminara con sus arengas políticas. Su padre, empresario exitoso y creyente, comenzó a incomodarse ante el hijo problemático.
«Siendo comunista -dice Engels- uno puede fingirse burgués y usurero, mientras no se ocupe en escribir; pero hacer propaganda comunista en gran escala y dedicarse a un tiempo a la industria y a la usura, eso es imposible. Basta». Así comenzó su exilio.
Mientras tanto, el joven amigo Marx también estaba en el exilio. Luego de haber seguido colaborando en el famoso periódico Vorwarts (Adelante) que se publicaba en alemán en París y en medio de amenazas por parte del poder Prusiano, cuando sucedió la sublevación de los tejedores, fue intimado a no escribir más. En esa época se publicaría el célebre «Canto de los Tejedores» de Heine en el Vorwarts, y esa fue la gota que colmó el vaso para el rey Federico IV.
Marx, en vez de renunciar a sus principios, se fue a vivir a Bruselas. En esta ciudad volverían a encontrarse los dos amigos, en un barrio de los suburbios. Hay que ser fieles a la verdad y agregar que Engels había realizado colectas entre sus amigos socialistas, además de donar su primera cuota de derechos de autor de «La situación de la clase obrera en Inglaterra», para su amigo Marx. Así éste sufría un poco menos, pues la situación económica lo agobiaba y no podía publicar en ningún lado.
El Estado Prusiano presionaba al gobierno de Bélgica para que lo expulsara, por lo que se vio obligado a renunciar a su nacionalidad y nunca más tener ciudadanía. De esa manera ningún estado reclamaría su expulsión. Por esos años ya tenía dos hijas y estaba en camino el varón. Cuando Engels llega a Bruselas le propone firmemente un período de intensa labor científica. Se van juntos a Inglaterra a estudiar durante seis semanas a los economistas ingleses.
Los ataques a la Sagrada Familia los llevó a elaborar y desarrollar las ideas del idealismo filosófico y la debilidad del materialismo de Feuerbach. Así fue que la sublime biblioteca Chetam de Manchester los tuvo como huéspedes revolviendo volúmenes para trabajar en la segunda obra en común.
Al regresar de Londres a Bruselas, luego de haberse reunido con la Liga de los Justicieros y dirigentes obreros, trabajaron durante seis largos meses con todo lo que tenían para llegar a dar fin a esta obra que hoy está en tus manos: La ideología alemana.
Es necesario aclarar que nadie quiso publicarla. Durmió en espera de que alguien la despertase al papel. Cuando ninguno de los dos existía, y siendo el año 1932, en alemán y por el Instituto Marx-Engels de Moscú, esta obra nació para el mundo lector.
Es imprescindible entender la relación de los autores de este libro para comprender que está más allá de un trabajo de co-autoría. Era más bien co-vida, co-lucha, co-munión, co-munis-mo, compañerismo en el más profundo sentido de la unión en la vida como hermanos, como seres humanos nuevos dando todo de sí para la causa más noble, la revolución.
En esta obra se plantea el nacimiento de la nueva ideología. Desde sus primeras páginas y muy claramente ambos exponen que el hombre, antes de pensar en política, ciencia, arte o religión, debe comer, vestirse y tener un techo. En sus propias palabras, no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia.
Todo tiene su raíz en las circunstancias económicas que rodean a las personas. Luego definen con mucha precisión al estado burgués y la ideología del mismo: «La forma de organización que se dan los burgueses necesariamente, tanto hacia el exterior como en el interior, para garantía de su propiedad y de sus intereses».
Y luego continúan con la ideología: «Las ideas de las clases dominantes son, en cada época, las ideas dominantes; es decir, la clase que detenta el poder dominante en lo material en el seno de la sociedad, constituye al mismo tiempo su poder dominante en lo espiritual”.
Marcelo Cafiso, 2004.
Indice:
I
Oposición entre las concepciones materialista e idealista.
1- La ideología en general, y la ideología alemana en particular
2- Premisas de las que arranca la concepción materialista de la historia
3- Producción y trato. División del trabajo y formas de propiedad: tribal, antigua y feudal
4- Esencia de la concepción materialista de la historia. El ser ocial y la conciencia social
II
1- Condiciones de la liberación real de los hombres
2- Crítica del materialismo contemplativo e inconsecuente de Feuerbach
3- Relaciones históricas primarias, o aspectos básicos de la actividad social: producción de medios de subsistencia, creación de nuevas necesidades, reproducción del hombre (la familia), relación social, conciencia
4- La división social del trabajo y sus consecuencias: la propiedad privada, el Estado, la «enajenación» de la actividad social.
5- Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo.
6- Conclusiones de la concepción materialista de la historia: continuidad del proceso histórico, transformación de la historia en historia universal, necesidad de la revolución comunista.
7- Resumen de la concepción materialista de la historia.
8- Inconsistencia de toda la concepción anterior, idealista de la historia, sobre todo de la filosofía alemana posthegeliana.
9- Crítica suplementaria de Feuerbach y de su concepción idealista de la historia.
III
1- La clase dominante y la conciencia dominante. Cómo se ha formado la concepción hegeliana de la dominación del espíritu en la historia.
IV
1- Instrumentos de producción y formas de propiedad.
2- La división del trabajo material y mental. La separación entre la ciudad y el campo. El sistema gremial.
3- Prosigue la división del trabajo. El comercio se separa de la industria. División del trabajo entre las distintas ciudades. La manufactura.
4- La más extensa división del trabajo. La gran industria.
5- La contradicción entre las fuerzas productivas y la forma de relación, como base de la revolución social.
6- La competencia de los individuos y la formación de las clases. El desarrollo de la oposición entre los individuos y las condiciones de su vida. La comunidad ilusoria de los individuos en la sociedad burguesa y la unidad efectiva de los individuos en la sociedad comunista. El sometimiento de las condiciones de vida de la sociedad al poder de los individuos unidos.
7- La contradicción entre los individuos y las condiciones de su vida, como contradicción entre las fuerzas productivas y la forma de relación. El progreso de las fuerzas productivas y la sustitución de las formas de relación.
8- El papel de la violencia (la conquista) en la historia.
9- El desarrollo de la contradicción entre las fuerzas productivas y la forma de relación en las condiciones creadas por la gran industria y la libre competencia. El antagonismo entre el trabajo y el capital.
10- La necesidad, las condiciones y los resultados de la supresión de la propiedad privada.
11- La actitud del Estado y del derecho hacia la propiedad.