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DVD Original
Estado: Nuevo
Origen: Inglaterra
Color
Idioma: Inglés
Subtítulos: Castellano
Duración: 95′
Director: Richard Eyre
Actores: Judi Dench, Jim Broadbent, Kate Winslet, Hugh Bonneville, Penelope Wilton, Juliet Aubrey
Quien piense que el talento debe ser de algún modo castigado y que la detallada exposición de síntomas de una enfermedad incurable genera algún grado de conciencia puede verse recompensado viendo Iris, recuerdos imborrables, que relata los últimos años de la escritora Iris Murdoch, víctima del Mal de Alzheimer.
La película está basada en los libros de su marido, el profesor John Bailey, Elegía por Iris y Biografía. El género de viudo ha sido ejercido con grandes variaciones de calidad, grandeza y rencor. En sus semblanzas conyugales, John Bailey aprovecha para superar su eterno segundo plano para dar de comer a los lectores de Iris Murdoch el final decadente de ésta.
Más que una elegía o en sus entrelíneas de deliberada y demasiado subrayada devoción, el libro casi parece un ritual de degradación pública al cristalizar la imagen de una autora genial en la de una vieja desmemoriada, pueril y enferma, detallando paso a paso la pérdida de sus dones, mientras que la película de Eyre confronta los instantes gozosos del pasado superponiéndolos a ese presente atroz.
No hace falta ser psicoanalista para observar la evidente contigüidad entre idealización y degradación. También Simone de Beuvoir se vengó de la sombra genial de Sartre, en nombre de una verdad demasiado literal, describiendo en Las ceremonias del adiós como éste descargaba sus esfínteres en los pantalones, luchaba babeante con sus dientes postizos o la llamaba “esposa”, cuando jamás se habían casado (¿es que Sartre chocheaba o la chochez conservaba un resto de ironía?).
Iris Murdoch era dublinesa como Joyce. Nació el 15 de julio de 1919 y murió el 8 de febrero de 1999. Si bien fue más conocida como novelista no dejó género tranquilo: escribió poesía, ensayo y teatro.
Tanto la película como las biografías de Bayley no dejan de mostrar en Murdoch la presencia de un mundo autónomo, erótico, infranqueable y por eso incompartible al que la enfermedad le dará una dramática literalidad.