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Ed. Pasado y Presente, año 1968. Tamaño 20 x 13,5 cm. Traducción de María C. Mata, María T. Poyrzián, Miguel Camperchioli y José Aricó. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 238
Por Pasado y Presente
Todo era posible en mayo de 1968. En Francia, para centenares de miles de jóvenes estudiantes, para centenares de miles de militantes obreros, esta afirmación resumía el sentido de la lucha que llevaron palmo a palmo, en una insólita y ardiente reaparición de las fuerzas en lucha por el socialismo, contra el poder gaullista (y no sólo contra el poder gaullista). Todo: la destrucción del sistema capitalista, el poder a los trabajadores. Todo: la revuelta pareció hacer astillas a la administración, a los planes de De Gaulle, a los aparatos sindicales, a las organizaciones políticas, a los organismos de represión. Todo: la espontaneidad de la lucha echaba por tierra antiguas concepciones acerca de la opacidad de la clase obrera, acerca de su reformismo paciente y su pacífica aspiración a un cambio progresivo, conseguido en la mesa de negociación. Parecía también esa espontaneidad, ese viento desatado en las universidades, en las fábricas y en las calles de Francia, echar por tierra la concepción de un movimiento universitario que debe realizar su experiencia sin lazos demasiado estrechos con la clase obrera, sin conexión eficaz con ella, sin posibilidad de aliarse prácticamente y de modo decisivo con el proletariado en acciones de gran envergadura. Todo, en fin: un aliento de libertad frente a la opresión de la institución capitalista y de la institución política del status quo. Una nueva forma de vida se prefiguraba en las jornadas de Nanterre, en las barricadas, en las noches de discusión en las fábricas tomadas, en las grandes concentraciones de obreros y estudiantes contra el régimen, en el rechazo de los acuerdos de Grenelle, en el silencio asfixiado del PCF y la CGT.
Los materiales que Pasado y Presente ha reunido en este Cuaderno constituye una parte importante de la reflexión acerca de ese «todo era posible». ¿Un sueño de anarquistas alemanes? ¿Un sueño de jóvenes obreros ajenos a la tradición de luchas del pueblo francés, un sueño de intelectuales enfebrecidos? La respuesta que provisoriamente pude proponerse, a casi un año de los acontecimientos, es una paradojal negación del «todo era posible entonces»: «todavía todo es posible». En esa respuesta se reconoce la riqueza e importancia de la conmoción de Mayo en Francia, se incorpora su significado para el resto de los países de alto desarrollo industrial en Europa, se toma debida nota de la repercusión que las luchas estudiantiles y la huelga proletaria francesas han tenido en el Tercer Mundo. El análisis de los acontecimientos se suma a la confianza de las posibilidades de la lucha por el socialismo en el mundo: esa respuesta implica la certeza de que el hombre reanuda a cada instante la construcción de su instrumento de lucha, genera en cada momento de la represión que padece una nueva herramienta: ahí están la contradicción de las clases y la imaginación de los revolucionarios para desasirse de los nudos que tienden las cristalizaciones ideológicas y los burócratas reformistas. En ese «todavía todo es posible» se incluye el reconocimiento de que la lucha de Mayo de 1968 en Francia ha puesto dramáticamente sobre el terreno una discusión que nos compromete como latinoamericanos y argentinos: la del partido revolucionario.
A nuestro juicio, el aporte de estos trabajos que prologamos se refiere centralmente a este último problema. El instrumento político de los revolucionarios debe ser -se sabe- un forma concreta de oposición de una vida nueva y mejor a la vida propuesta por el sistema, debe ser una escuela de hombres y un centro de investigación y transformación de la realidad y, también, debe ser una organización crecientemente poderosa y eficaz como para acceder en el momento indicado al poder. Si muchos de los fracasos en que vivimos pueden achacarse a la incorrección de la política y de los instrumentos puestos en juego, entonces esta discusión acerca del partido revolucionario reviste una importancia fundamental.
O sea: los acontecimientos de Mayo en Francia pueden comprometernos hasta donde alcance nuestra visión y nuestra decisión revolucionarias, y su consecuencia debería ser el enriquecimiento de las luchas parciales en nuestro país, y la profundización de la discusión acerca del iunstrumento apto para reunir a las fuerzas del cambio social en el camino correcto. Es, si se quiere, una oportunidad y un desafío: «viendo que no se es nada, deseamos devenir; deseando devenir, se vive» (René Daumal).
INDICE
Advertencia
1- ANDRE GORZ
-Un comienzo
-Límites y potencialidades del movimiento de mayo
2- ERNEST MANDEL
-Las enseñanzas de Mayo 1968
3- ANTONIO LETTIERI – PAOLO SANTI
-Golismo y sindicatos
4- GILLES MARTINET
-1905 en Francia
5- ANDRE BARJONET
-El sindicalismo puesto a prueba
DOCUMENTOS
A- MANUEL BRIDIER
El PSU frente a la crisis
B- A. GEISMAR, J. SAUVAGEOT y O. CASTRO
Mesa Redonda en Radio Luxemburgo
C- WALDECK – ROCHET
Informe al Comité Central del PCF
NOTAS