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Ed. Instituto de Estudios Políticos, año 1970. Tamaño 18 x 13 cm. EDICION BILINGÜE GRIEGO-ESPAÑOL. Traducción nde María Araujo y Julián Marías. Introducción y notas de Julián Marías. Estado: Usado muy bueno (PRESENTA GRAN PARTE DE LAS PAGINAS SUBRAYADAS CON BIROME). Cantidad de páginas: 348
Aristóteles es uno de esos nombres tremendos cuyo sonido desencadena aludes históricos. Arrastra consigo tal número de cosas que apenas se atreve uno a pronunciarlo. Tan pronto como suena, enormes secciones de la historia de Occidente se desprenden y se precipitan sobre nosotros. El resultado, abrumador, suele ser la confusión en que todo se mezcla, entrecruza y baraja, donde toda claridad se pierde. No es fácil contener ese alud, ni siquiera encauzarlo y ordenarlo. El enorme esfuerzo acumulado desde la antigüedad, y en forma especial durante los dos últimos siglos, y sus resultados últimamente insatisfactorios, son buena prueba de ello.
No se trata sólo, ni siquiera principalmente, de la dificultad intrínseca de la obra de Aristóteles como sistema de pensamiento; ésta, con ser muy grande, no es superior a otras. Lo más grave es tal vez la propensión con que Aristóteles tienta a tomarlo de un modo «intemporal». Y precisamente lo que ocurre es que, al hablar de Aristóteles, no se habla de una sola realidad, sino de muchas. Porque lo característico del «aristotelismo» es que apenas lo hubo en tiempo de Aristóteles, y en cambio lo ha habido, y muchas veces, en otras situaciones. Este es precisamente el núcleo del problema: se trata, por lo pronto, de un fragmento de realidad del mundo helenístico, no de Aristóteles como magnitud histórica casi intemporal. Habria que intentar devolver a ese coloso a su situación histórica, coma Aladino hizo volver al genio a su botella.
Todo el mundo sabe que Aristóteles nació el año 384 a. de J. C. y murió el 322. Para dar alguna concreción real a esas cifras convendrá recordar algunas fechas:
427- Nacimiento de Platón
404- Toma de Atenas por los espartanos y fin de la guerra del Peloponeso
399- Ejecución de Sócrates
388- Primer viaje de Platón a Siracusa (al regreso, fundación de la Academia)
384- Nacimiento de Aristóteles en Estagira
371- Leuctra (fin de la hegemonía espartana, para la cual se había preparado Lacedemonia durante siglos: treinta y tres años)
367- Entra Aristóteles en la Academia (hasta la muerte de Platón, en 347)
353- Carta VII de Platón
347- Aristóteles enAxist6teles en Assos, con el tirano Hermias, que había llamado ya antes a dos platónicos, Corisco y Erasto
344- Nueva escuela en Mitilene, en la isla de Lesbos (con la colaboración de su gran discípulo Teofrasto)
342- Aristóteles en el castillo de Mieza, cerca de Pella, capital de Filipo de Macedonia, como preceptor de Alejandro (hasta el 340)
341- Caída de Hermias en poder de los persas
340- Casamiento de Aristóteles con Pitias, la joven hermana de Hermias, muerta hacia 335 (casamiento con Herpilis después)
338- Queronea: derrota definitiva de la polis
336- Alejandro
334- Fundación por Aristóteles del Liceo, en Atenas
323- Muerte de Alejandro
322- Muerte de Aristóteles en Calcis (Eubea)
300- Zenón y la Stoa
Esta simple enumeración de fechas muestra que la vida y la obra entera de Aristóteles acontecen en una fase crítica de la vida helénica, al término de una etapa de la historia de Grecia que representa uno de sus mayores puntos de inflexión; Aristóteles asiste a los comienzos de una nueva era, definida por otra estructura social y otro sistema de creencias y pretensiones. La última fecha que he anotado muestra hasta qué punto es así: la increíblemente rápida suplantación de la prodigiosa filosofía platónico-aristotélica por la tosca mentalidad representa, como ideología, el estoicismo, es prueba de esa transición brusca que afecta a lo más básico. –
La crisis de la sociedad griega fue primariamente la crisis de la pólis, y al mismo tiempo la crisis del hombre griego, de los supuestos en que durante siglos se había fundado la vida helénica. Sería, sin embargo, apresurado y un tanto imprudente pensar que esto implica una identificación entre Grecia y la pólis. Ni siquiera respecto de la Grecia clásica, prehelenística, es esto cierto, y precisamente ahí está una de las raíces del problema. No todo es pólis en la Hélade: junto a ella hay lo que los griegos llamaban, con expresión no casualmente vaga, el éthnos. Mucho do Grecia estuvo constituido por éthne, naciones en sentido antiguo, «pueblos»; de otro lado, en Grecia había ciudades, póleis donde propiamente había «política» y ciudadanos (polítai). La pólis no es, sin más, la sociedad griega, no es toda sociedad, sino la culminación de la sociedad, su perfección. No es, por mucho que se diga, el «Estado», sino la interpretación estatal de la sociedad, el escorzo o perspectiva desde el cual el griego propende a entender una realidad social que tiene otras muchas facetas y dimensiones.
La filosofía de Aristóteles no se puede comprender más que desde el platonismo. Pero entiéndase bien: desde no quiere decir dentro. Es un caso eminente de lo que llamo la «filiación intelectual», cuya fórmula adecuada para mí es ésta: «inexplicable sin él, irreductible a él». Los conceptos aristotélicos, salvo acaso un par de ellos -enérgeia, entelékheia, pocos más-, proceden de Platón. No se puede encontrar apenas una página de Aristóteles que no «venga» de Platón (pero hay que agregar: ni que «se quede» en él). En la medida en que se olvida esto no se entiende a Aristóteles y7 se lo falsifica. Pero en Aristóteles
suelen tener muchas expresiones un sentido terminológico que en Platón rara vez tenían. Esto hace que muchos sólo las tomen en serio en los textos aristotélicos; más bien debería invitar a buscar su sentido originario, la intuición fresca que bajo ellas late, en los escritos de Platón y, de ser posible, en los diálogos vivos de la Academia donde Aristóteles descubrió la filosofía y se nutrió de ella -en forma de platonismo- durante veinte años.
La ética y la política están estrechamente unidas en la obra de Aristóteles, hasta el punto que la Etica a Nicómaco termina con el programa que aproximadamente se realiza en la Política.
La Etica a Nicómaco, como es bien sabido, es una de las tres obras éticas incluidas tradicionalmente en el corpus aristotélico; las otras dos son la Etica a Eudemo y la llamada Gran Etica. Diversas cuestiones se han suscitado acerca de la autenticidad de estos escritos; la de todos ha sido puesta en duda en algún momento. Recientemente ha sostenido algún que otro investigador la autenticidad de la Gran Etica y la inautenticidad de las otras dos (que serían cuadernos de alumnos, probablemente de Teofrasto). La creencia dominante, compartida por los más autorizados y ampliamente documentada, es la contraria: la Etica a Eudemo y la Etica a Nicómaco se consideran ambas auténticas y compuestas en ese orden; la Gran Etica, según los cálculos más admitidos, procede de la segunda mitad del siglo II a. de J. C. y es, por tanto, unos doscientos años posterior a Aristóteles.
Según la cronología más aceptada, la Etica a Eudemo es considerablemente anterior a la Etica a Nicómaco, y representaría una primera fase del pensamiento ético de Aristóteles. Compuesta probablemente en el período de Assos -una de las etapas más fecundas de Aristóteles-, precedería en más de diez años a la Etica a Nicómaco, correspondiente a los primeros años de docencia de Aristóteles en Atenas, como jefe del Liceo, cuando acababa de rebasar los cincuenta.
Ahora bien, es sabido que los libros IV, V y VI de la Etica a Eudemo son casi idénticos a los libros V, VI y VII de la Etica a Nicómaco. Durante mucho tiempo, cuando se dudaba mucho de la autenticidad de la primera, la cuestión más grave era la de si esos libros eran auténticos o no; al admitirse que ambas éticas lo son en su conjunto, este problema se desvanece, pero queda en pie el de a cuál de los dos cursos pertenecen esos tres libros comunes. La hipótesis que hoy parece más firme, de acuerdo con los trabajos de Festugière, Mansion y otro, es que los tres libros en cuestión pertenecieron originariamente a la Etica a Eudemo, pero que después fueron reelaborados por Aristóteles para incorporarlos a su segunda ética, y que ésta es la versión que conservan los manuscritos. Se trataría, pues, de una parte de la Etica a Eudemo, en la redcción posterior destinada a su inclusión en la Etica a Nicómaco.
La Etica a Nicómaco no es propiamente un «libro» en el sentido estricto del término. Es una pragmateía, un conjunto de lógoi de tema común, redactados por Aristóteles como cuadernos para los cursos, de los cuales, sin duda, se hacían copias en el Liceo, para uso de los discípulos, que no significaban una verdadera edición con destino a un público más amplio. Eto explica muchos caracteres del texto: su concisión, destinada a completarse con explicaciones orales; su frecuente descuido expresivo, salvo pasajes redactados cuidadosamente y hasta con esmero literario; sus repeticiones; cierta incoherencia de los nexos entre diferentes partes, que en algunos casos llegan a contradicciones más o menos fácilmente salvables. Algunas soluciones de continuidad en el texto se explican por tratarse de notas, que no se escribían al pie de la página, sino a continuación, y que es aventurado identificar y restablecer. En otros casos se trata de materiales escritos por Aristóteles, insertados por su editor en lugares más o menos acertados, o al final de un tratado.
¿Quién es el editor de este libro? El título Etica a Nicómaco, tradicionalmente empleado, alude a una «dedicatoria» de Aristóteles a su hijo; el título paralelo Etica a Eudemo sugiere análoga relación con su discípulo. Hoy se rechaza generalmente eta idea, aunque se conserven las denominaciones tradicionales -que muchos sustituyen por Etica Eudemia y Etica Nicomaquea. La función de Eudemo y Nicómaco no sería la de destinatarios de las éticas, sino la de editores. En el caso de Nicómaco, aun esto parece demasiado. Era un niño pequeño cuando murió Aristóteles, y -se dice- no es verosímil que se le ocurriera dedicarle un tratado; más fuerza tiene el argumento de que no era sino un cuaderno de notas, no destinadas a la publicación. Nicómaco murió en la guerra cuando era aún muy joven, y es bastante probable que Teofrasto, que dirigió su educación, cooperase muy activamente en la edición de la Etica, aunque el honor de ello fuese atribuido exclusivamente al hijo del autor.
La Etica a Nicómaco fué editada poco antes del año 300. La Etica a Eudemo (o Endemia) fué editada por el discípulo de Aristóteles Eudemo de Rodas, verosímilmente algo después; la razón más fuerte en apoyo de esta suposición es que Eudemo no editó los libros comunes, lo cual hace pensar que el trabajo estaba ya realizado por Nicómaco en la otra Etica. Poco tiempo después ésta había sido relativamente olvidada. Esto ha hecho pensar que la Etica a Nicómaco fuese objeto de una edición solamente restringida, destinada a circular únicamente dentro del Liceo; esto es posible, pero no debe perderse de vista la general declinación del platonismo y el aristotelismo desde comienzos del siglo III, es decir, justamente las fechas de la edición de la Etica. El rápido triunfo de la Stoa, en particular desde Crisipo, eclipsó el esplendor de Aristóteles y hubo de oscurecer naturalmente su Etica, que es desconocida en el catálogo de Aristón de Ceos, escolarca del Liceo un siglo después de su edición (!). No se olvide tampoco el «cientificismo» del Liceo, que antes he subrayado. La Etica no reaparece hasta la edición de Andrónico de Rodas, hacia los años 40-20 a. de J. C., a la que se deben muchas variantes y, sobre todo, su conservación.