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Ed. Festival de Cine de Alcalá de Henares, año 1994. Tamaño 24 x 17 cm. Incluye 100 fotografías a color y blanco y negro. Estado: Usado muy bueno. Cantidad de páginas: 620

Decía Luis Cuadrado, a propósito de El espíritu de la colmena, que era preciso escapar del realismo estricto «porque éste no es bonito ni es posible», y se intuye, desde la distancia impuesta por la tragedia, que al operador de aquella película le importaba más la imposibilidad que la belleza. De una manera quizá inconsciente, Cuadrado estaba poniendo el dedo en la llaga: la realidad es resistente a su reproducción aunque sólo sea porque el ejercicio de la representación incluye la manipulación artificial del tiempo y porque sólo se puede reproducir una imagen de la realidad.

Ahora bien, la imagen no reproduce, sino que ordena, condensa, resume y hace expresivas las apariencias de la realidad. La imagen cinematográfica, además, vive y transcurre siempre en el presente, por lo que está obligada a trabajar sobre lo visible para intentar trascenderlo. Hasta Eric Rohmer, cineasta fenomenológico por excelencia, mantiene como divisa que es «mucho más interesante suscitar lo invisible a partir de lo visible, que intentar inútilmente visualizar lo invisible» y, en España, José Luis Borau advierte que «cuando la servidumbre a lo real se convierte en el único valor, la imagen se empobrece».

Y aquí está, precisamente, el gran desafío de todo demiurgo: la captura de de lo invisible. No se trata, claro está, de poner en escena los fantasmas del mundo imaginario, sino de encontrar una manera para que la representación se apropie de los sentimientos, las emociones, los estados de ánimo, la memoria que alimenta la ausencia, el dolor de la desaparición o la conciencia de la fugacidad. Es una batalla que se libra en el espacio y en el tiempo, porque -como dice John Berger- la imagen recoge una apariencia que va a desaparecer. Creadores de uno y otro signo se empeñan en ese combate. También los directores de fotografía.

Henry Alekan lo decía a su manera: «‘Eclairer’ en fotografía, en el cine, en la televisión o en el teatro, es dar físicamente a ver. Iluminar (…) es dar a pensar, a meditar, a reflexionar; es también emocionar». La luz se convierte así en un medio para combatir la erosión del tiempo (para detenerlo, en el imaginario de la ficción) y para ahormar el espacio. Los operadores van sembrando de comas, puntos, guiones y paréntesis o, si se prefiere, van poniendo verbo, sujeto y predicado en un espacio que, sin ese fertilizante gramatical y lingüístico, permanece ilegible para los códigos de la representación.

El suyo es un lenguaje complejo: no hablan, no pintan, no escriben, no componen música, no construyen edificios y no dirigen películas. Se expresan con la luz y con la cámara para dar forma a ficciones ajenas que, sin estos dos elementos, no pueden llegar a desarrollarse sobre un soporte de celuloide. Son, por consiguiente, creadores de formas y están entregados a lo que Luis Cuadrado llamaba, con nitidez programática, «dar expresión a la realidad».

Se valen de la cámara para trazar la caligrafía y de la luz para darle cuerpo a las letras. Algunos dicen que su escritura se esfuerza por traducir las ideas del director, pero sus trazos no se impresionan sobre la imagen, sino que moldean, engendran, ahorman y dan forma a la imagen. Su estilo personal, se quiera o no, está implícito en su forma de iluminar, en el pulso con el que mueven la cámara, en el tratamiento al que someten a la película en el laboratorio y hasta en su preferencia por una determinada escala de contrastes. Su lenguaje es complejo, pero no insípido y mucho menos incoloro.

Adentrarse por el universo en el que viven, trabajan y crean los directores de fotografía es abrir la puerta a un caudal heterogéneo y multidisciplinar de actividades y de preocupaciones en las que estos hombres están inmersos. Todo un mundo que, habitualmente, permanece a la sombra de los directores (que firman las películas) o de los actores (que se salen radiantes porque han sido bien iluminados) y sobre el que circula un aseadito puñado de tópicos para uso común.

De aquí se deriva el primer objetivo de este libro: tomar como pretexto la conversación individual con catorce directores de fotografía para desplegar, de forma articulada, una radiografía de sus métodos de trabajo, de su mecánica, de su forma de relacionarse con el resto del equipo de la preproducción y del rodaje, del laboratorio y de los desvelos de toda índole que acompañan, inevitablemente, a la gestación de cada película.

Una radiografía que se abre también, inevitablemente, a sus concepciones estéticas y expresivas, a sus gustos y escuelas, al debate profesional sobre la utilización de los formatos, de los objetivos, de los proyectores de iluminación o de los filtros. Se va buscando, en este sentido, una confrontación de opiniones y de alternativas diferenciadas sobre algunos temas o aspectos concretos que pueden contribuir a rescatar para estas páginas una parte, al menos, de la pluralidad generacional, formativa, profesional y estética bien visible en la nómina de los operadores que protagonizan el texto.

Catorce directores de fotografía convocados entre los profesionales de primera línea que protagonizan la imagen del cine español a mediados de los años noventa. Este era el punto de partida. No se trataba, por consiguiente, de volver la mirada hacia el pretérito más lejano o hacia los testimonios que todavía pueden brindar algunos de los operadores ya retirados y que jugaron un papel fundamental en períodos anteriores. Estos últimos aspectos aparecen ya recogidos, de hecho, dentro de una obra imprescindible, y de referencia obligada, para la historia de la fotografía cinematográfica en España: Directores de fotografía del cine español, volumen coordinado por Francisco Llinás y publicado por la Filmoteca Española.

Los catorce operadores arrastran tras de sí, individualmente, otras tantas filmografías que sustentan, a su vez, la columna vertebral de cada entrevista. La variedad implícita en las catorce trayectorias singularizadas aporta la componente vertical de las coordenadas en la que se mueve la publicación. Por otro lado, la investigación y el desglose de sus alternativas técnicas personales, de sus concepciones fotográficas, de sus criterios para la iluminación, introduce la variable horizontal y busca las zonas comunes susceptibles de implicarse en el debate que mantienen entre sí y que puede ayudar a comprender, con algunos ejemplos gráficos propuestos por ellos mismos, la pluralidad real que preside esta galería de entrevistas.

Una galería seleccionada con la finalidad de componer un mosaico representativo y lo más amplio posible de diferentes momentos generacionales, distinta formación profesional, variados ámbitos de trabajo (tanto geográficos como creativos) y posiciones estéticas igualmente singularizadas. Como siempre ocurre, no están todos los que son, pero desde luego sí que son todos los que están, por lo que este muestrario de catorce operadores no alberga pretensión alguna de señalar con el dedo o de establecer categorías dentro de la profesión

Frente a otras alternativas posibles, este es un libro que habla -esencialmente- de fotografía cinematográfica y no tanto de historiografía. Su preocupación central es la búsqueda del mayor didactismo posible para sacar a la superficie, clarificar y poner en valor los fundamentos profesionales y las alternativas estéticas sobre las que se levanta una parte fundamental de la visualización del cine español de los años setenta, ochenta y noventa. En consecuencia, sus entrevistas van buscando las relaciones entre el desarrollo conceptual y dramático de las películas y las soluciones técnicas y estéticas desarrolladas por los operadores implicados, así como las anécdotas expresivas o reveladoras de determinados métodos o preferencias personales y no tanto las que aluden a otros aspectos más propios de tratar en el terreno de los directores de las películas o en el ámbito del ensayo teórico.

Una radiografía en catorce capítulos es lo suficientemente amplia, también, como para extraer de ella una imagen bastante acabada de las penurias, insuficiencias, vicios y servidumbres habituales en el interior del simulacro industrial que alimenta, profesional y creativamente, a los hombres aquí reunidos. Una imagen que proyecta, por tanto, una visión de conjunto sobre las condiciones en las que los directores de fotografía deben desarrollar su trabajo y que habla, por extensión, del estamento profesional y del grado de desarrollo industrial del cne español.

Por otra parte, el esfuerzo de los directores de fotografía para dar relieve a su luz, por investigar en la penumbra a la búsqueda de nuevos registros expresivos, pòr dominar y domesticar los secretos de la cámara o por meterse en la cabeza de los directores con los que trabajan, se mueve siempre en el marco de una profesión que es alérgica tanto a la arterio-esclerosis academicista como a la estrechez normativa de los manuales de fotografía. De hecho, la rebelión contra las normas está inscrita en la naturaleza de una actividad que necesita alimentarse continuamente de la experimentación y del ensayo de nuevas y desconocidas potencialidades expresivas tanto en las emulsiones como en las cámaras o en los equipos de iluminación.

En última instancia, la luz y las cámaras de todos ellos combaten contra la ausencia, tratando de dar cuerpo, volumen, relieve, profundidad o perspectiva a la apariencia fugaz que desaparece y se consume en cada fotograma, luchando para fijarla en términos espaciales y para dar sentido a su desplazamiento en el tiempo; es decir, a su propia transformación visual y dramática. En eso consiste, a fin de cuentas, el lenguaje de la luz.

SUMARIO
Introducción: La luz contra la ausencia
ENTREVISTAS
1- Javier Aguirresarobe
El claroscuro como inspiración
Entrevista
Filmografía
2- José Luis Alcaine
La luz que crea relieve
Entrevista
Filmografía
3- Juan Amorós
La responsabilidad del «cameraman»
Entrevista
Filmografía
4- Fernando Arribas
La pasión de hacer cine
Entrevista
Filmografía
5- Hans Burmann
El aprendizaje permanente
Entrevista
Filmografía
6- Teo Escamilla
La siembra de la luz
Entrevista
Filmografía
7- Angel Luis Fernández
Contra el academicismo
Entrevista
Filmografía
8- Gerardo Gormezano
Severidad y ecología de la imagen
Entrevista
Filmografía
9- Carles Gusi
La heterodoxia consciente
Entrevista
Filmografía
10- José Luis López Linares
La luz como interpretación
Entrevista
Filmografía
11- Alfredo Mayo
La sustancia de la cámara
Entrevista
Filmografía
12- Jaume Peracaula
La fuerza limpia de la imagen
Entrevista
Filmografía
13- Juan Ruiz Anchía
Expresión y fuerza emocional
Entrevista
Filmografía
14- Carlos Suárez
Maternidad y difusión de la luz
Entrevista
Filmografía
Glosario
Bibliografía
Indice de películas
Fuentes gráficas