DVD El desierto rojoPrecio y stock a confirmar
DVD Original
Estado: Nuevo
Origen: Italia
Color
Formato: Widescreen
Idioma: Italiano
Subtítulos: Castellano
Duraciön: 120′
Director: Michelángelo Antonioni
Actores: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Aldo Grotti, Rita Renoir, Bruno Scipioni

Por Fernando Lavanderos

Hoy, el cine ficción discursivo, ya sea político o social está mal mirado. La mayoría de las películas no muestran posturas, solamente cuentan una historia independiente y no tratan de emparentarla o de hacerse cargo de un momento de la sociedad y su representatividad.

Ahora bien en los años cincuenta de la postguerra, era todo lo contrario, lo mal mirado era no hacer cine político o social. El cine debía contar las historias de lo que se estaba viviendo y el neorrealismo era lo que marcaba el paso. Por lo mismo, Micheangelo Antonioni fue criticado por comunistas y católicos por no hacer un cine comprometido. Se le tildó –casi como una afrenta- de ser «intimista», preocupado del individuo por encima de todo.

Lo curioso es que justamente Antonioni decía que los individuos son la materia de la sociedad. Es decir, no margina lo que está alrededor, lo que representa esa historia concreta, individual.

Antonioni se centra en el individuo, se introduce en el interior de sus personajes, pero a través de ellos habla de la sociedad. No son personajes aislados del mundo, como aparentemente son los de Ingmar Bergman, por ejemplo, sino que son personajes que pertenecen a un universo determinado. Antonioni habla de la sociedad y del sistema a través de lo que les pasa a sus personajes y esto sin duda es muy político. Especialmente en El Desierto Rojo (1964), que según mi impresión es su cinta más política.

Al igual que en Zabriskie Point (1970), El Desierto Rojo comienza con los personajes rodeados de un movimiento social. De esta manera, dibuja lo que está pasando alrededor –la gente está protestando- y así, al situar a los personajes dentro de ese conflicto, o rodeados por éste, completa una atmósfera cinematográfica. Esto no sucede en Marte, quiere decir Antonioni, esto ocurre en una sociedad que tiene sus problemas.

La secuencia que inicia la película es muy gráfica en este sentido: Giuliana (Monica Vitti), la protagonista –que ha sufrido recientemente un shock producto de un accidente en automóvil-, ve a un obrero comiéndose un sándwich, se acerca desesperada y le pregunta donde lo compró, luego, le ofrece comprárselo, a pesar de que el obrero ya lo ha masticado. Ella tiene hambre, está ansiosa.

La escena es paradójica. Giuliana es esposa de Ugo, un ejecutivo de la empresa de los obreros que están en huelga y ella parece más hambrienta que los obreros. El director italiano no juzga, ni hace un discurso, sólo plantea la situación y deja abierta una pregunta.

Antonioni decía que esta película no habla de sentimientos sino que habla de una neurosis. Pero esta neurosis tiene un contexto: las explicaciones más simplonas podrían obedecer al accidente que tuvo Giulana o a un contexto industrial, pero Antonioni va mucho más allá, habla de una sociedad donde el que no se adapta, se trastorna. Giuliana está presionada por el mundo, tiene que responder a su entorno y no puede. Pero esto no es limitante al mundo industrial si no que extiende al stress propio de la vida moderna que en ese tiempo ya se insinuaba cada vez más inminente e incontrarrestable. Guiliana tiene que embarcarse a hacer un negocio, pero ni siquiera sabe qué puede vender. El acontecer siempre la rodea, un diario se vuela, ella lo pisa, como tratando de agarrarlo, como tratando de que no se le escape el medio circundante.

Antonioni no es compasivo con sus protagonistas. Ellos aparecen patéticos sobretodo en la escena en que Ugo, Giulana y su amigo Corrado (otro burgués, otro patrón) se encuentran con un amigo de negocios y su pareja y se van de paseo a la casa de unos obreros ubicada al lado de un estuario arruinado por residuos industriales. O sea, los que producen la contaminación, van a divertirse a un lugar ultra contaminado. Metáfora obligada: cosecharás lo que estás sembrando, todo se te devolverá, esto es lo que te tocará.

Pero la escena es mucho más perversa, a los ricos les entretiene parrandear en la casucha del obrero, se aglutinan en un recinto pequeño para tomar y drogarse un poco, pero no les basta con eso: encuentran muy divertido quemar algunas tablas de la casa. Es literal la dinámica de la burguesía abusando de la clase obrera, pero Antonioni es sutil en mostrarlo, ya que nunca especifica que la casa es donde vive el obrero, si no que uno lo deduce.
Micheangelo Antonioni y Monica Vitti en el set de El Desierto Rojo

Las frases que pronuncian los participantes de esta reunión amplifican este patetismo: «No puedo acostarme con alguien que gana menos que yo». Y si bien Corrado se mantiene al filo de lo desvergonzado por cuestionar con su actitud el comportamiento del grupo, termina siendo tan patético como el resto al aprovecharse de la crisis de Giulana en el momento en que ella más necesita ayuda.

Finalmente los personajes más dignos en El Desierto Rojo son los obreros. La amante del dueño de la casucha responde frente al asedio de las mujeres burguesas y sus preguntas sexuales: «Hay cosas que me gusta hacerlas, no hablarlas». O el obrero que Corrado busca para que lo siga en su aventura empresarial en la Patagonia: «Tendría que ofrecerme tanto dinero como para hacerme rico».

El Desierto Rojo es un film del mundo interno de un personaje como Giuliana, pero que tiene un contexto muy desarrollado. El entorno social construye a Giuliana y ella es la víctima, la que tiene que pagar por todo el resto. El paralelo con el obrero que está en el hospital con ella es muy claro: a pesar de estar juntos en circunstancias similares, él tiene lazos personales que le permiten salir de la crisis y por lo mismo, no está dispuesto a partir y romper esos lazos. Ella sin embargo, está muy sola y eso hace que no pueda salir.

Antonioni entra y sale de los personajes y no le asusta asumir que está hablando de temas contingentes, de un mundo real. Antonioni quiere mostrar la verdad de un personaje, pero trayendo consigo todo un mundo, toda la complejidad de una sociedad. Preguntas y conflictos del sistema que se leen y flotan en cada escena, en cada plano y en cada personaje secundario aparentemente irrelevante. A pesar de tener una atmósfera especial donde modificó muchos colores en el set, El Desierto Rojo es una película tan viva que uno ve representado el mundo de hoy a p