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Ed. LOM, año 1997. Tamaño 21,5 x 16,5 cm. Estado: Usado excelente. Cantidad de páginas: 150
Por Edgar O’Hara
Seattle, abril de 1997
Este libro tiene como origen varios convencimientos y una curiosa relación con la ciudad de Seattle. La historia empieza a fines de 1994, cuando Pedro nos visitó por segunda vez. Pero antes he de señalar que la primera —invitado a leer sus poemas y dictar una charla sobre Arguedas— fue en abril de 1992. Para esa oportunidad escribió sus «Imágenes de José María Arguedas» que saldrían publicadas más adelante en Caracas. También nos hizo escuchar varias canciones quechuas que no habían entrado en la grabación que Arguedas hiciera para la Editorial Universitaria de Chile en 1969.
La segunda visita de Pedro no tenía que ver con la universidad, pues vino con Juanita (que no había sido de la partida la vez anterior) a visitarnos y a recorrer esta ciudad rodeada de agua y bendecida, casi siempre, por la garúa. No bien entró en la casa, Pedro empezó a revisar los estantes de la biblioteca a ver qué novedades asomaban. Y sin pestañear se leyó en pocas horas las cartas de Arguedas a Moreno Jimeno, editadas en Lima en 1993 por Roland Forgues. Pedro estaba fascinado, tal como le había predicho cuando vi que tomaba el libro con enormes expectativas. «Sé que lo mismo le ocurrió a Emilio Adolfo Westphalen —comenté, recordando una carta de Luis Miguel Glave en que relataba el episodio—, pues casi desbarató el ejemplar que le consiguiera Luis Miguel…» Y se me ocurrió añadir: «¿No te animarías a publicar las cartas de José María que tú conservas?» A Pedro, ciertamente, no se le había pasado por la mente tal posibilidad. Y recordó, entonces, la tarde en que lo visitara Alberto Flores Galindo, pidiéndole revisar ese archivo. Nada más.
Fue a partir de la publicación de las cartas a John Murra y a la doctora Hoffmann que el maestro Lastra, a instancia mía —pues volví a la carga— dijo que lo pensaría. Y una noche de septiembre me llamó de Nueva York para anunciarme que se había decidido a dar a conocer esta importante correspondencia. Me alegré mucho con su decisión, que juzgué oportuna. Pero me tendía un lazo: «Sólo publicaré estas cartas si tú haces la edición». No me considero un especialista en la obra arguediana y menos un entendido en los asuntos que la rodean: la Historia de base, que se dice. Pero ahora el autor de la celada ponía atractivos diversos: una nueva visita a Seattle con los originales; la posibilidad de aclarar, con una conversación grabada, ciertos puntos sobre las circunstancias en que nacieron las cartas; el ofrecimiento de ayuda para redactar las notas que habrían de surgir de la lectura conjunta; el comentario de alguna interpretación literaria mía, centrada en la correspondencia misma.
Imposible, pues, negarse. Pedro vino a Seattle hace un mes cargando, como personaje de Arguedas, su correspondencia. Y este libro es el fruto de un trabajo en el que mi labor ha sido, sencillamente, de admirado acompañante. Le pedí, eso sí, que incluyéramos las tres cartas de Celia Bustamante, la primera esposa de José María, dirigidas (dos del 62 y la última de diciembre de 1969) a Juanita y Pedro, porque me parecen necesarias para entender la relación de amistad que iniciaran el poeta chileno y el narrador peruano en un ya lejano 1962.
Los criterios de esta edición fueron simples y el índice del libro da cuenta de ellos. Sin embargo vale la pena advertir que sólo transcribimos los textos manuscritos del epistolario que se reproduce facsimilarmente, aunque casi todas las cartas lleven las notas imprescindibles para una comprensión de las referencias y situaciones. En algunos casos no hubo manera de verificar algún dato o de explicar alguna mención —la memoria tiene sus límites—, pero son contados…En la reproducción facsimilar, por tanto, no corregimos los deslices (ortográficos, de acentuación et al) porque la comprensión del texto se mantiene sin mayor problema.
En las transcripciones optamos, sí, por la corrección de los pequeños yerros habituales (normalizamos la acentuación, principalmente) y, según la ocasión, incluimos entre corchetes algún signo o palabra inferidos. Mantenemos, sin embargo, todas aquellas abreviaturas empleadas por J.M.A. y cuyo sentido es claro.
Finalmente, le sugerí a Pedro que sería oportuno ofrecer un apéndice gráfico. Tenía yo, del viejo archivo de la sección cultural de la revista Marka (desaparecida a comienzos de la década del ochenta), fotos propicias: una de Celia Bustamante y otra, muy tierna, de Máximo Damián Huamani (el músico que tocó su violín en el entierro de J. M. Arguedas) con el sombrero adornado de geranios. Pedro acogió la idea de inmediato. Así hemos seguido trabajando entre las orillas —del Este a Oeste—, de Sound Beach y Puget Sound. El libro ha ido dejando en la sombra su primera piel y reclama poco a poco la luz. Esa luz que se merece la palabra de Arguedas.
INDICE
Preentación, por Edgar O?Hara
Pedro Lastra: Nota a la edición de estas cartas
CORRESPONDENCIA FACSIMILAR (CARTAS, NOTAS Y TARJETAS)
1- Enero de 1962, tarjeta
2- 8 de febrero de 1962
3- 20 de febrero de 1962
4- 27 de febrero de 1962
5- 1962, nota escrita en el reverso de hoja impresa
6- 26 de abril de 1962
7- 1962
8- 18 de mayo de 1962
9- 8 de julio de 1962
10- 3 de setiembre de 1962
11- fines de 1962, tarjeta
12- fines de 1962
13- 22 de marzo de 1963
14- 30 de marzo de 1963
15- 23 de abril de 1963
16- 20 de mayo de 1963
17- 9 de julio de 1963
18- 21 de setiembre de 1963
19- ¿1963?, tarjeta
20- 4 de mayo de 1965, tarjeta postal
21- 1966
22- 1966, tarjeta
23- 1966
24- 14 de setiembre de 1966
25- 19 de setiembre de 1966
26- 17 de junio (1968), nota
27- 25 de junio de 1968
28- 26 de junio (1968)
29- 31 de julio (1968)
30- 9 de setiembre de 1968
31- Diciembre 1968, nota
32- 28 de enero de 1969
33- Agosto o setiembre de 1969, tarjeta
34- Octubre 1969
35- 18 de noviembre de 1969, cable
36- Noviembre 1969, tarjeta
TRANSCRIPCION DE LA CORRESPONDENCIA MANUSCRITA
NOTAS
APENDICE 1: Cartas de Celia Bustamante a Juanita y Pedro Lastra
1- 24 de junio de 1962
2- 22 de setiembre, 1962
3- 19 de diciembre de 1969
TRANSCRIPCION
NOTAS
APENDICE 2: Sobre el epistolario de José María Arguedas. Conversación con Pedro Lastra
APENDICE 3: Edgar O’Hara: «La carta como personaje»
APENDICE 4: Material gráfico