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DVD Original usado
Estado: Muy bueno
Origen: Italia
Blanco y negro
Formato: Fullscreen
Idioma: Italiano
Subtítulos: Castellano
Duración: 90′
Director: Michelángelo Antonioni
Actores: Eleonora Rossi Drago, Valentina Cortese, Yvonne Fourneaux, Gabriele Ferzetti, Ettore Manni, Madeleine Fischer, Franco Fabrizi, Anna Pancani
Basada en la novela «Entre mujeres», de Cesare Pavese.
El cuarto largometraje de Antonioni, Las amigas, es la crónica de una muerte demorada. En una habitación de un hotel de Turín encuentran a una joven, Rosetta, que ha pretendido suicidarse. Al final, el cuerpo de esa misma joven es recuperado por la policía de las aguas del río Po, consumado ya el suicidio.
Entre un momento y otro figura una posible explicación de porqué Rosetta intentó suicidarse y porqué volvió a hacerlo, esta vez con éxito: en un caso por la insatisfacción que le producía el vacío de su existencia y, en otro, por sumar a esa insatisfacción, que perdura, la pérdida de su último asidero a la existencia, el descubrimiento de la mediocridad y cobardía del hombre al que amaba, un pintor llamado Lorenzo.
Hay otra forma de ver Las amigas, más fantasiosa pero por la que se llega a conclusiones similares: después de su tentativa de suicidio, Rosetta va a parar a una suerte de limbo poblado por muertos en vida, y tras una serie de cuadros que van revelando la profunda mediocridad de esas personas que la rodean, muere definitivamente, afectada por el repetido vacío de su entorno…
Las amigas, en la que, como apuntó bien Fabio Carpi, Antonioni antepuso la verticalidad de la historia -los personajes- a la horizontalidad narrativa -la realidad- es una obra pavesiana a la inversa: en Pavese, el espacio físico (Turín) incide sobre las personas en un movimiento que va del exterior al interior, mientras que en la adaptación, de Antonioni y Suso cecchi D’Amico, todo nace del interior con el fin de hacer grande la grotesca y trivial tragedia de esas mujeres y del mundo falso de la alta costura, proyectándola sobre el marco de un Turín grisáceo y lluvioso.
José María Latorre