Fragmentos y testimonios, de Critias. Ed. Aguilar, año 1975. Tamaño 19 x 10.5 cm. Traducción del griego, prólogo y notas por José Barrio Gutiérrez. Estado: Excelente. Cantidad de páginas: 128

Critias, el político-sofista, fue uno de los personajes más interesantes del siglo V ateniense. Su figura representa una curiosa conjunción entre el pensador y el hombre de acción, entre la vida teórica y la vida práctica.
No podemos determinar con precisión el período en el que transcurrió su vida. No obstante, y con bastante certeza, podemos establecer que la misma se desenvolvió entre los años 460 a 403 como fechas extremas para su nacimiento y para su muerte.

Estuvo emparentado con la más alta aristocracia ateniense. En efecto, según el testimonio de Diógenes Laercio, sabemos que su ascendencia por la línea paterna, se remontaba hasta Dropides, hermano de Solón, el famoso político y legislador ateniense. Su padre se llamó Callescro. Tuvo un hermano llamado Glaucón, del que nació Pirictione, madre de Platón. De forma que Critias fue tío-abuelo del gran filósofo ateniense.

Su educación fue esmerada, como correspondía a persona de tan elevada alcurnia. Estudió probablemente con Gorgias, y también recibió enseñanzas de Sócrates, tal como nos lo atestigua Jenofonte. Parece ser, sin embargo, que no se dejó influenciar mucho por las doctrinas del maestro, por lo que la enseñanza no debió ser demasiado fructífera. De hecho abandonó pronto a Sócrates, a semejanza de lo que también sucedió con Alcibíades.

Intervino intensamente en la vida política de Atenas. Puede fijarse el comienzo de su actividad política hacia el año 415 a.d.J.C.
En la agitada vida política de la Atenas de esta época, Critias tomó decididamente partido por el grupo de los
aristócratas, que tenían fija su mirada en el estado espartano, repudiando toda forma de gobierno democrático. En
el año 407 fue desterrado, junto con otros políticos atenienses, acusado de haber mutilado los Hermes (estatuas
del dios del mismo nombre muy veneradas en Atenas).

Las guerras del Peloponeso fueron el motivo y la ocasión para que Critias pusiera de manifiesto la intensidad de su
desprecio por la democracia ateniense. Apoyó intensamente al partido «espartanista» y ayudó, en la medida de lo posible, al triunfo de Esparta sobre Atenas. Así, después de la batalla naval de Egos-Potamós, en la que quedó destrozada la escuadra ateniense, se nombraron en Atenas cinco éforos, magistrados supremos, entre los que se contaba Critias. Este impuso un poder de tipo personal y espartanizante, estableciendo como ley su propia voluntad, tal como nos lo atestigua Lisias.

Vencida Atenas definitivamente, formó parte de los Treinta Tiranos, gobierno de carácter oligárquico mantenido bajo la protección de las armas de Esparta. Los demócratas atenienses describieron posteriormente este período de la historia; con las tintas más sombrías. No obstante, y dejando de lado la pasión que tanto ha podido influir en la objetividad histórica, parece innegable que el gobierno de los Treinta, por inspiración de Critias, debió ser sumamente duro para los demócratas, que fueron en gran parte desterrados de la ciudad e incluso perseguidos fuera de ella, si aceptamos el testimonio de Filóstrato. En efecto, según este escritor, Critias habría prohibido a las demás ciudades griegas dar asilo a los desterrados bajo pena de declaración de guerra.

Por todo esto, no es extraño que la democracia ateniense reaccionara violentamente contra el gobierno de los Treinta. Los demócratas, dirigidos por Trasíbulo, marcharon, tras la conquista de File, sobre Atenas, muriendo Critias en defensa del gobierno oligárquico.

Indice
Prólogo
Bibliografía
Fragmentos y testimonios
1- Vida y obras
2- Retórica
3- Poesía
4- Dramas
5- Etica
6- Política
7- Psicología
8- Teoría del conocimiento
9- Fragmentos varios
10- Testimonios dudosos
Notas