Ed. Dedalus, año 2010. Tamaño 21 x 14 cm. Traducción de Eugenio López Arriazu. Prólogo de Jorge Panesi. Nuevo, 192 págs. Precio y stock a confirmar.

Hay «nudos históricos» que no dejamos de desatar, querámoslo o no, pues no solamente se nos presentan a la curiosidad contemporánea como un acertijo, sino como la comprometida sombra de un trauma imposible de disipar. Uno de esos «nudos históricos» es el estalinismo, y particularmente, el lazo exterminador que lo liga con ese otro trauma histórico, el nazismo.

Quizá sea este un marco muy general para comprender los alcances de El problema de la lengua poética, libro publicado en 1924, y que aparece lejano de las contiendas políticas por su carácter «técnico». Sin embargo, como se sabe, la política (o la guerra) no dejan de aprender otras lenguas y otros dialectos para hablar y discutir sus intereses en campos específicos aparentemente alejados.

Es el sentido que puede extraerse de la polémica sobre estas cuestiones «técnicas» y políticas mantenida por León Trotski y el formalista Boris Eijenbaum en 1924.

Como surge de la mención a Trotski por parte de Tinianov a propósito de la prosa tintineante de André Beli, los juicios literarios del jefe bolchevique (no poco es el influjo que ejerce sobre él Plejánov), aunque drásticos y poco complacientes para con la visión formalista que enajenaba la literatura de la vida social, estaban escritos desde el conocimiento y la perspicacia crítica, y si bien condenaban la labor formalista a un mero auxilio especializado del análisis marxista (el único garante de la verdad objetiva), había allí todavía un espacio para el reconocimiento científico.

Luego, el estalinismo forzaría a que los formalistas abandonaran la investigación teórica; Tinianov, renovando el género, se dedica a escribir biografías noveladas, alguna de las cuales ha sido leída como proyección hacia el pasado de un presente que, enmascarado, aparecía como un torniquete de opresión cultural y política.

Si la literatura roza siempre la política, la teoría literaria, en su marco de generalidad, vulnera, ataca o corroe el centro mismo de la concepción con la que el poder concibe la práctica estética. Es ésta la experiencia formalista, un tanto irónica, ya que la menospreciada relación literatura/serie social se impondría con toda su fuerza a favor del segundo de los términos.

El año de publicación de El problema de la lengua poética, 1924, es clave en muchos sentidos para el desarrollo teórico del OPOIAZ: es cuando aparece «El hecho literario», el importantísimo artículo de Tinianov que reacomoda, transforma y vuelve a lanzar el programa de los comienzos, pero desde una perspectiva que además de renovar los principios los revigoriza y les confiere un aire de mayor «cientificidad».

Pero 1924 es también el año de la muerte de Lenin, y el de una intensificación de la repulsa contra los formalistas, y además, el de una consecuente estrategia del grupo para acercarse a las posiciones marxistas. Precisamente en ese año, como homenaje a Lenin casi todos los formalistas escriben lo que sería el primer ensayo de análisis del discurso político (o un análisis retórico del discurso político).

Las contribuciones aparecen en la revista de Maiakovski, LEF, como si quisieran demostrar que la ciencia de las formas puede esclarecer la retórica y la praxis discursiva marxista, que su «método» o que su teoría pueden ensamblarse con el marxismo. La contribución de Tinianov se llama «El diccionario de Lenin-polemista». Los formalistas son también una avanzada en la teoría (y la práctica) cinematográficas, y en lo que podríamos llamar una sociología específica de la literatura, pues el historicismo de Tinianov desemboca necesariamente en la interacción de las series externas de la literatura con el sistema literario.

El problema de la lengua poética (escrito en 1923) es un necesario prolegómeno hacia las posiciones teóricas maduras de Tinianov, que giraban en torno de las nociones interrelacionadas de sistema y función, moldes dinámicos con los que pensaba aquello que sería el centro de la nueva concepción formalista: la historia literaria. Tinianov había comenzado a desplegar este hilo teórico en 1921, al dar un nuevo giro al enfoque de la parodia, género privilegiado por los formalistas y especialmente por Shklovski (cfr. I. Tinianov, «Dostoievski y Gogol: Para una teoría de la parodia»).

La noción de «ostranenie de Shklovski en el tratamiento de Tinianov pierde algo de su factura mecanicista. Pues la parodia no es solamente «la tumba del procedimiento» sino «la organización de un nuevo material» (esto es: la prehistoria del concepto de «función»). El modo de funcionamiento de la parodia (a la vez destructivo y constructivo) es consubstancial con el dinamismo que imprime el tiempo, y a pesar de que Shklovski tenía en cuenta este factor, por ejemplo, en «Rozanov» [1921], su concepción adolecía de un mecanicismo unidimensional.

En cambio, lo que Tinianov subraya en El problema de la lengua poética es el dinamismo fundamental de los procesos literarios, punto de partida historicista que luego servirá para atacar cualquier resabio de esencialismo teórico. Y también para desembarazarse y desembarazar al OPOIAZ del dispositivo dicotómico que permeaba toda su primera etapa, comenzando por la dualidad de base -«forma/contenido»-, de la que dependen todas las otras, y a la que se subordina la pareja metodológica «lengua poética» versus «lengua práctica».

La fórmula que emplea aquí Tinianov para salir de ese círculo vicioso que había capturado la investigación formalista es simple, eficaz y contundente: «El concepto de «material» [es decir: el contenido, el «fondo»] no sale de los límites de la forma, es también formal; confundirlo con momentos ajenos a la construcción es erróneo» (p. 28).

Es como si Tinianov diera vuelta la página y cerrara así definitivamente todo un capítulo de investigaciones y de polémicas, como parece reconocerlo poco después Boris Eijenbaum en la primera historia del grupo («La teoría del método formal», 1925).

Jorge Panesi, 2010.

Indice:

Prólogo a esta edición.
Nota del traductor.
Prefacio del autor.

I- El ritmo como factor constructivo del verso:
El concepto de construcción.
Lo Inmotivado como material de estudio del arte.
El papel de la Ohrenphilologie en el establecimiento del factor constructivo del verso.
El enfoque acústico del verso, su insuficiencia.
Los equivalentes del texto.
El metro y el ritmo.
La función del ritmo en el verso y en la prosa.
El concepto de unidad poética.
El verso libre.
Las leyes del verso.

II- El sentido de la palabra poética:

La palabra aislada y la palabra puramente léxica.
El indicio fundamental de significado.
Los indicios secundarios y fluctuantes de significado.
El matiz léxico.
El concepto de léxico literario.
La influencia del verso sobre el sentido de la palabra.
La influencia de los límites del verso y del encabalgamiento sobre el sentido.
La significación rítmica y la significación del sentido.
Los indicios fluctuantes de significado en el verso.
El matiz léxico en el verso.
El juego basado en los indicios fundamentales de significado.
Los nombres propios en el verso.
El matiz léxico «a la distancia».
La «instrumentación», su influencia sobre el sentido de la palabra.
La influencia de la rima sobre el sentido de la palabra.
El calambur.
El problema de la imagen.
Notas del autor.