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Ed. Minotauro, año 2002. Tamaño 18,5 x 12 cm. Traducción de Francisco Abelenda. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 244

Las doradas manzanas del solLa edición original de este libro (1953) recoge veintidós de las historias más conocidas de Bradbury, descontando, por supuesto, las ya incluidas en su famoso libro Crónicas marcianas, editado en 1950. Los relatos de este volumen fueron escritos entre 1945 y 1953, con lo que los últimos coinciden en el tiempo con la otra gran obra de Bradbury, Fahrenheit 451 (1953). Nos encontramos, por lo tanto, con una magnífica selección de uno de los periodos más brillantes y sentidos del autor.

No todos los relatos pueden considerarse ciencia ficción.

Por ejemplo, La fruta en el fondo del tazón es de un estilo extremadamente similar a El corazón delator de Poe y puede considerarse casi un experimento o ejercicio con un protagonista psicológicamente presionado. La máquina voladora y La dorada cometa, el plateado viento nos trasladan al lejano oriente y a las dinastías de los emperadores chinos para narrar breves historias de sabiduría.

Pero una gran parte de los relatos son eminentemente realistas, aunque a veces juegan con conceptos que podrían haber desembocado en ciencia ficción o fantasía, como es el caso de El niño invisible, donde una anciana que se finge bruja hace creer a su sobrino que lo ha hecho invisible para así poder retenerlo a su lado.

Algunas de las piezas más bellas, sin embargo, carecen de ninguna de estas características y reflejan simplemente una situación que el autor americano quería denunciar. En Nunca más la veo un inmigrante mexicano es detenido por la policía por haber caducado su permiso de residencia. El gran juego Blanco y Negro (1945) podría ser por su parte una anticipación a El vino del estío (incluso el niño protagonista tiene el mismo nombre) y es una clara denuncia de la represión racial, donde Bradbury no tiene problemas en mostrar su abierta simpatía por los negros (como ya hiciera en Un camino a través del aire) en detrimento de un tipo de hombre blanco soberbio y envenenado (no los niños, que se conservan como jueces de sus mayores).

El relato que da título a esta antología, Las doradas manzanas del sol, narra la expedición de un grupo de humanos que a bordo de la nave interplanetaria Prometeo tiene como objetivo arrancar del Sol un pequeño trozo de su superficie y traerlo a la Tierra. De la misma manera que hacía un millón de años –en palabras de la propia narración– un hombre desnudo en una senda norteña vio un rayo que hería un árbol y recogió una rama ardiente que dio a su gente el verano, ahora el grupo de expedicionarios siderales quería obtener aquel otro fuego que llevaba en su seno el secreto de su energía inacabable, los frutos dorados de aquel árbol en llamas.

En el momento más arriesgado de la misión, el capitán de la nave, con una leve torsión de su mano enfundada en un guante robot, movía allá una enorme mano con gigantescos dedos metálicos que arañaban la candente superficie y obtenía en su vasta copa de oro un trozo de la carne del Sol, la sangre del universo, la enceguecedora filosofía que había amamantado a una galaxia. Y cómo, con aquella prodigiosa carga, el pulso de la nave se aceleraba, el corazón batía con violencia, hasta que por fin se apaciguaba y los expedicionarios podían regresar.

INDICE
La sirena (1952)
El peatón (1951)
La bruja de abril (1952)
La fruta en el fondo del tazón (1948)
El niño invisible (1945)
La máquina voladora (1953)
El asesino (1953)
La dorada cometa, el plateado viento (1953)
Nunca más la veo (1947)
Bordado (1951)
El gran juego Blanco y Negro (1945)
El ruido de un trueno (1952)
El ancho mundo allá lejos (1953)
La fábrica (1948)
En la noche (1952)
Sol y sombra (1953)
El prado (1947)
El basurero (1953)
El gran incendio (1949)
Hola y adiós (1953)
Las doradas manzanas del Sol (1953)