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Ed. Aguilar, año 2015. Tamaño 24 x 15 cm. Incluye 16 fotografías en color sobre papel ilustración. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 288

José Mujica La revolución tranquilaPor Mauricio Rabuffetti
Montevideo, 27 de octubre de 2014

José Mujica tiene sodas las dimensiones de un personaje de película, en el sentido cinematográfico más puro. En los ochenta años que lleva vividos con intensidad, pasó por todas las etapas y estadíos que cualquier novelista imaginaría para el héroe de su historia. Es un hombre carismático y pasional, de humor cambiante, reflexivo y por momentos anárquico. Es un político trabajador y pícaro, capaz de asumir derrotas y seguir adelante. De Mujica y del grupo guerrillero que integró en su juventud se han escrito tantos libros, filmado tantos documentales y elaborado tantos reportajes, que los uruguayos conocemos su hoja de vida casi de
memoria. Pero como muchos por agua, cuando el hombre asumió la Presidencia de la República descubrí a un Mujica algo diferente al político que conocía como un ex-guerrillero reconvertido a demócrata, mezcla de campesino culto, político urbano y caudillo criollo a la viejo usanza.

Siempre renegué del número a mi juicio exagerado de libros sobre los años sesenta y setenta que visitan y revisitan la época de la guerrilla y la posterior dictadura, y llenan los escaparates de las librerías de Uruguay. Y de alguna forma me había propuesto no ocuparme de ese tema, tan vigente y tan polémico que, por las heridas abiertas que aún quedan, parece por momentos frenar el progreso y la modernización de un país que para bien o para mal avanza siempre despacio. Hay muchas cosas interesantes para decir sobre el presente de Uruguay y mucho acerca de su futuro, que resulta más desafiante para un escritor que un pasado tantas veces contado. Sin embargo, de pronto me encontré yo mismo como periodista escribiendo sobre algunas de las propuestas de gobierno de un ex-guerrillero devenido en líder político; acerca de su forma de vida austera; tratando de explicar a audiencias de Europa o Estados Unidos y a decenas de colegas del mundo entero por qué los uruguayos no ven en Mujica a un presidente original mientras en el resto del planeta se lo idolatra a tal punto que en Japón existen libros para escolares inspirados en su vida frugal.

Desde el momento en que Europa descubrió a este hombre anciano y de aspecto descuidado en su casa sencilla y avejentada, viviendo como uno más entre los suyos, en Uruguay se vivió una suerte de «desembarco de Normandía» de periodistas en busca de contar la historia de Pepe Mujica. Produje y participé en algunas de las entrevistas que se le hicieron al presidente uruguayo en los últimos años en su casa, y trabajé en varios reportajes sobre algunas de sus medidas más heterodoxas. Sentí que tantas veces conté la misma historia que comencé a preguntarme en dónde estaría el límite del interés que el mundo tenía por Mujica. Sucede que su capacidad de innovar superó con creces, estimo, lo que cualquiera que lo conozca hubiera imaginado. Después de revolucionar al mundo político local con leyes que ampliaron los derechos individuales y fueron aplaudidas -y también, vale decir, cuestionadas- por gentes
en todo el planeta, el «viejo», como le dicen sus correligionarios más jóvenes, fue postulado al Premio Nobel de la Paz.

Desde ese momento su capacidad propositiva se disparó. Es difícil saber si la idea de obtener tamaño reconocimiento fue un motor de inspiración en su vida, o una tentación a su ego. Lo cierto es que desde entonces Mujica despegó. Mientras recibía criticas de propios y ajenos en su tierra por su desordenada gestión de gobierno, el hombre resolvió llevar su mensaje de paz y tolerancia a acciones concretas: anunció que traería a niños huérfanos y madres con hijos a cargo desde campos de refugiados de la brutal guerra civil en Siria; aceptó que llegaran a Uruguay presos de la cárcel estadounidense de Guantánamo, esa que a Barack Obama le da
vergüenza y quiere cerrar porque es una flagrante violación a los derechos humanos, y no parece tener claro cómo hacerlo; Mujica le pidió al presidente estadounidense que trabajara para levantar el embargo a Cuba y sin ningún empacho ofendió a los radicales de la izquierda uruguaya y lo fue a visitar al Salón Oval de la Casa Blanca. Su pragmatismo atropelló al sacrilegio. También intentó, por todas las vías posibles aunque sin éxito, que el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos le permitiera mediar en el proceso de
paz con la guerrilla de las FARC en Colombia.

Sus discursos en foros internacionales ya no plantearon cuestiones puntuales de interés para Uruguay; se convirtieron en mensajes globales, estudiados, que abordan temas importantes para los seres humanos en general. Por su peculiar oratoria, cargada de dichos camperos y alusiones a hechos históricos, pasaron el cuidado del medio ambiente, la tolerancia al distinto como regla para una vida en armonía, y críticas acérrimas a las burocracias que traban el progreso social, las mismas contra las cuales no pudo durante su gobierno. Habló poco de sus éxitos y admitió públicamente sus fracasos, entre los cuales tal vez el más importante sea el no haber podido legar a las próximas generaciones de uruguayos un sistema de educación pública que contribuya al principal de los objetivos que se trazó en su vida: equiparar en oportunidades a quienes menos tienen con quienes más capacidad material detentan. Le habló al mundo, en todo el mundo. Nunca pude saber con exactitud el número de entrevistas que dio a medios internacionales durante su mandato. En un cálculo rápido, diría que superó con creces el centenar.

Mi trabajo como reportero me lleva a viajar con frecuencia. Y si antes en lugares recónditos y no tanto me decían «Uruguay? Fútbol», doy fe de que ahora buena parte de aquellos con quienes me cruzo me dicen «Uruguay? Mujica». Sin embargo en Uruguay, tal vez por aquello de que nadie es profeta en su tierra, o incluso porque no supo resolver como gobernante algunas cuestiones esenciales para los ciudadanos, Mujica es un político criticado. Popular sí, sin duda. Y la opinión pública le permite decir sin demasiado castigo algunas cosas que serían inimaginables para otros políticos o para presidentes en otros países incluso cercanos culturalmente a Uruguay. Pero también es cuestionado y atacado. Es una dualidad cuyas razones pretendo desentrañar en este libro que fue pensado desde el comienzo para aportar respuestas e información a lectores uruguayos y a quienes, fuera de este país, se interesan por la figura de Mujica. Para ello, este trabajo presenta detalles del personaje y de su vida que explican la potencia de su mensaje a pesar de venir de un país con poco peso en la arena internacional, y revela a la vez aspectos desconocidos de sus decisiones de gobierno más polémicas y controvertidas.

El abordaje que planteo es distinto al que otros autores, mucho más conocedores de este peculiar personaje, han adoptado antes.
José Mujica. La revoluci6n tranquila se ocupa de describir algunos rasgos de identidad de Uruguay, de presentar
su historia y su particular idiosincrasia, esenciales para entender cómo Mujica llegó a presidente, por qué puede proponer medidas revolucionarias como la legalización completa del cannabis, o apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización del aborto, y asumir con tranquilidad cualquier costo político de esas decisiones.

Este libro intenta mostrar las contradicciones -que las hay y muchas- entre el discurso del dirigente y sus acciones. El relato de episodios centrales de su vida de guerrillero y de su actividad política en democracia no sigue un orden cronológico sino que se establece en función de la formación de su caudal político y la construcción de su liderazgo. En profundidad, abordo su pensamiento y su forma de ver la vida: ambos lo llevaron a convertirse en un referente mundial para algunos temas centrales en la era de la globalizaci6n. Mujica es un hombre político que construyo su forma de ver el mundo a partir de la acción primero y de la reflexión despues. Esas dos líneas confluyen en el dirigente que conocemos hoy, que se explica por su pasado tanto como por el contexto histórico en el que le tocó gobernar.

Este texto no es una biografía del presidente uruguayo. A lo sumo es un perfil biográfico que busca explicar la aceptación que alcanza su mensaje fuera de fronteras y algunas de las derrotas que tuvo como gobernante. Tampoco es una entrevista a José Mujica, con quien conversé en ocasión de reportajes para medios internacionales y no con el objetivo específico de escribir este libro. En ese marco visité su casa, conozco su famoso auto viejo, su perro de tres patas y su forma de vida austera, lo cual hasta cierto punto me permite hablar de esos rasgos, tal vez los más conocidos de su existencia ahora tan mediática.

Este texto es por lo tanto un ejercicio de reconstrucción y análisis.

El relato que aquí se presenta sobre algunos episodios de acción o violencia en los que participó Mujica en la guerrilla puede diferir de lo que el protagonista recuerda. Puede faltar una bala, incluso sobrar algún tiro. Estos hechos -salvo uno que me fue relatado por el presidente en persona- fueron recreados en base a entrevistas a algunos de sus compañeros de armas y datos de publicaciones de la época. Los libros que cuentan con gran detalle la vida de Mujica y la historia de la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-Tupamaros) y que son referidos a lo largo de este trabajo aportaron elementos tan valiosos como los que generosamente me proporcionaron las fuentes que consulté. Muchos de quienes colaboraron prefirieron no ser mencionados por su nombre.

Este es un libro periodístico. Como tal, desde la neutralidad que exige el oficio, busca presentar hechos, historias y personajes que son cuestionados, interpretables y polémicos. La historia de Mujica puede escribirse de mil maneras. Esta es apenas una posible.

INDICE
Indagación del misterio. Prólogo de Miguel Angel Bastenier
Introducción: Más allá de las fronteras
1- Balas y flores
2- La austeridad como forma de vida
3- De guerrillas y revoluciones
4- De guerrillero a presidente
5- La revolución tranquila
6- Mujica rockstar
7- Nadie es profeta en su tierra
8- Cuba y Estados Unidos, 50 años después
Bibliografía
Anexo: el ejemplo uruguayo