Precio y stock a confirmar
Ed. Katz, año 2013. Tamaño 23 x 16 cm. Traducción de María Victoria Rodil. Estado: Impecable, como nuevo. Cantidad de páginas: 364
Desde sus orígenes, la sociología tiene como principal objeto de estudio las formas colectivas de sufrimiento, como la desigualdad, la pobreza, la discriminación, las enfermedades, la opresión política, los conflictos armados y las catástrofes naturales. Todos estos fenómenos han funcionado como el prisma central a través del cual nuestra disciplina viene explorando las miserias de la condición humana. Aunque la sociología ha logrado analizar con grandes resultados tales formas colectivas de sufrimiento, ha desatendido ese tipo de sufrimiento psíquico común y corriente que es intrínseco a las relaciones sociales: el resentimiento, la humillación y el deseo no correspondido son apenas algunos ejemplos de sus numerosas formas cotidianas e invisibles. La disciplina sociológica se ha mostrado renuente a incluir en su ámbito de estudio el sufrimiento emocional, concebido correctamente como el pilar de la psicología clínica, por temor a verse arrastrada a las aguas turbias de un modelo social psicológico e individualista. Sin embargo, si no quiere perder relevancia para las sociedades modernas, es imperativo que explore todas aquellas emociones en las que se refleja la vulnerabilidad del yo bajo las condiciones de la modernidad tardía, vulnerabilidad que es a la vez institucional y emocional. En el presente libro se sostiene que el amor representa una de esas emociones y que el análisis minucioso de las experiencias que genera nos podrá retrotraer nuevamente a la vocación original de la sociología, que aún resulta en extremo necesaria y pertinente.
La noción de «sufrimiento social» puede constituir una bienvenida herramienta para reflexionar sobre el carácter moderno del sufrimiento amoroso, pero no resultará tan útil a mis fines porque, tal como lo entiende la antropología, el sufrimiento social designa un fenómeno visible de gran escala (por ejemplo, las consecuencias de una hambruna, de la violencia, de la pobreza o de las catástrofes naturales). Así, dicho concepto omite las formas más invisibles o intangibles del sufrimiento, como la ansiedad, la sensación de carecer de valor o la depresión, que se encuentran insertas en la vida diaria y en nuestras relaciones cotidianas.
Ahora bien, el sufrimiento psíquico exhibe dos rasgos cardinales. Primero, como afirma Schopenhauer, deriva de que vivimos la experiencia a través de «la memoria y la anticipación». En otras palabras, está mediado por la imaginación, o sea, por las imágenes y los ideales que conforman nuestros recuerdos, nuestras expectativas y nuestros anhelos. En términos más sociológicos, podríamos afirmar que el sufrimiento está mediado por las definiciones cultura leí de la identidad. Segundo, se ve acompañado típicamente por una ruptura en nuestra capacidad para otorgar sentido. Por lo tanto, como señala Paul Ricoeur. a menudo adquiere la forma de un lamento acerca de su propia ceguera y arbitrariedad. Dado que el sufrimiento implica una irrupción de lo irracional en la existencia cotidiana, demanda una explicación racional, exige que demos cuenta de la desolación. Así, la experiencia del sufrimiento será tanto más intolerable cuanto menos sentido se le pueda otorgar. Cuando no tenemos una explicación, sufrimos el doble: por el dolor que sentimos y por nuestra incapacidad para dotarlo de un significado. Por lo tanto, toda experiencia del sufrimiento nos vinculará necesariamente con los sistemas de explicación que se han desarrollado para dar cuenta de ella. Asimismo, dichos sistemas presentan diferencias en los modos en que dan cuenta del dolor, en los modos en que atribuyen la responsabilidad, en los aspectos de la experiencia dolorosa que destacan y abordan, y en los modos en que transforman (o no) ese sufrimiento en otra categoría de la experiencia, llámese redención, maduración, crecimiento o sabiduría.
Permítaseme agregar que el sufrimiento psíquico moderno, si bien supone toda una variedad de respuestas fisiológicas y psicológicas, principalmente pone en riesgo de modo directo la estabilidad del yo, su definición y su sentido del valor propio. En el marco de las relaciones de intimidad contemporáneas, refleja la situación del yo bajo las condiciones de la modernidad. No se trata de un fenómeno parentético en relación con otras formas supuestamente más graves del sufrimiento porque, como espero poder demostrar, presenta y pone en acto los dilemas y las formas de impotencia que afectan al yo moderno.
Mediante el análisis de toda una variedad de fuentes, desde las secciones del New York Times y del Independent dedicadas a las relaciones amorosas y sexuales hasta las novelas de los siglos XVIII y XIX, pasando por los manuales de autoayuda sobre el amor y las citas románticas, pretendo documentar que las experiencias de abandono y amor no correspondido son tan fundamentales en nuestro relato biográfico como otras formas de humillación social (de naturaleza política o económica).
Las personas más escépticas podrán objetar, con razón, que la poesía y la filosofía vienen tratando hace cientos de años los efectos devastadores del amor y que el sufrimiento es uno de sus principales tropos, tal como se observa en el punto culminante alcanzado por el movimiento romántico, en el cual amor y sufrimiento se reflejan y definen mutuamente. No obstante, el presente trabajo se propone demostrar que la experiencia moderna del sufrimiento causado por el amor supone un cambio cualitativo con respecto al pasado. Aquello que tiene de moderno el sufrimiento amoroso en la actualidad podría definirse en términos de la desregulación de los mercados matrimoniales (capítulo 2), las transformaciones en la arquitectura de la elección de pareja (capítulo 3), la importancia capital del amor en la construcción social de un sentido del valor propio (capítulo 4), la racionalización de la pasión (capítulo 5) y los modos en que se despliega la imaginación romántica (capítulo 6).
Ahora bien, aunque este libro pretende dar cuenta de aquello que es propiamente nuevo y moderno en la experiencia actual del sufrimiento romántico, no aspira a analizar de manera exhaustiva todas las múltiples formas que adoptan los tormentos amorosos, sino sólo algunas de ellas, así como tampoco ignora que muchas personas están felices con
su vida amorosa. Lo que se intenta demostrar aquí es que tanto el sufrimiento como la felicidad en la esfera amorosa presentan una forma específica en modernidad, y en esa forma nos concentraremos.
INDICE
1- Introducción: El tormento del amor
2- La gran transformación del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales
3- El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas
4- La demanda de reconocimiento. El amor y la vulnerabilidad del yo
5- Amor, razón, ironía
6- De la imaginación romántica a la decepción
7- Epílogo
Notas