Ed. Instituto Cubano del libro, año 2006. Tamaño 23 x 15 cm. Traducción de María Corniero Fernández. Estado: Muy Bueno. Cantidad de páginas: 460
Tariq Ali analiza en este libro la llamada «guerra contra el terror» como una espantosa variante del retorno de la Historia. Un choque entre dos fundamentalismos, uno religioso y otro imperialista, en el que ambos bandos se valen de los mismos símbolos sacros y anacrónicos para encauzar sus propósitos; ya sea apelando a «la venganza de Alá», a «Dios está de nuestra parte» o a «Dios bendiga a América».
Cada uno posee sus inveterados rasgos distintivos, pero las dos fuerzas distan mucho de estar en pie de igualdad. Una es un «fundamentalismo imperial» que ha dejado sus huellas en Afganistán o en Oriente Próximo en su lucha por el control del «oro negro», y cuya facilidad para entrar en guerra sirve de espeluznante recordatorio del lugar que ocupa en el mundo. La otra fuerza es un «fundamentalismo religioso», un producto de la desesperación frente a las humillaciones del anterior.
No hay como que un evento o problema de política internacional salga a la escena de los telediarios durante un par de meses para que, en pocas semanas, las estanterías de las librerías se llenen de miles de obras sobre el tema. La inmensa mayoría son traducciones, hechas con mejor o peor suerte, de libros que en su idioma original ya no pintan nada.
Titulado de manera provocadora El choque de los fundamentalismos, en clara referencia al Choque de civilizaciones de Samuel P. Hungtinton, el libro de Tariq Ali nos traslada a la historia de Pakistán y, en su conjunto, de aquella región de Asia del Sur que ha sido el punto de partida de los problemas de terrorismo internacional y que aún juega un papel no poco importante en la seguridad global.
La tesis de Hungtinton nos situaba en un mundo en donde las identidades están en conflicto.
Finalizado el conflicto ideológico-identitario con la victoria del capitalismo sobre el comunismo, Hungtinton nos situaba en un mundo en el cual los bloques internacionales se conformarían a través de las civilizaciones o identidades, entendidas como conjuntos amplios e integradores que tenían la voluntad de diferenciarse de las demás. Esta tesis fue publicada en 1993 y permaneció dormida durante mucho tiempo por su incapacidad para explicar los cambios internacionales tras el fin de la Guerra Fría.
Sin embargo tuvo un largo recorrido y se la consideró explicativa de los atentados del 11 de Septiembre. En realidad fue la Administración Bush la que recurrió a esta teoría para justificar su doctrina sobre política exterior y dar una explicación simple y sencilla a sus seguidores. Se convirtió en tal predicamento que incluso aquellos que dicen representar la otra orilla en la política internacional han terminado por abrazarla sólo para llevarle la contraria en otro error de estrategia política.
Sea como fuere, Tariq Ali escribió este libro para proporcionar otra explicación de lo que había sucedido el 11 de Septiembre en EEUU. Y lo hizo como cabría esperar del editor de New Left Review, analizando las relaciones de poder y la manipulación de la política interna de los Estados de Asia del Sur por parte de los gobiernos de Washington.
Siguiendo su profesión de historiador, Tariq Ali nos muestra las diferentes agrupaciones políticas y tensiones existentes en la región que, a finales de los años 40, se independizó de su colonizador británico. Ali nos dibuja una región siempre supeditada a los designios o controles realizados por la potencia de turno. Mientras en el mundo que surge en el siglo XIX, y hasta mediados del XX, Gran Bretaña controla directamente los territorios, es en la segunda mitad del siglo pasado cuando EEUU se convierte en el nuevo colonizador.
La diferencia, nos insinúa Ali, está en que el control que ejerce EEUU es un control policial. Establece normas para la creación de gobiernos e incluso de países enteros en la región y proporciona apoyos definitivos a los grupos políticos internos que más le favorecen en determinado momento. La construcción del país, de las libertades o la garantía de los Derechos Humanos son pasadas por alto a cambio de que el gobierno de turno se deje dirigir por Washington. En actitudes que recuerdan a las de la transición Española, donde el gobierno socialista terminó por ceder en los 80 en todas las cuestiones fundamentales a cambio de permanecer en el poder y ser él quien resituara al Estado tras la dictadura, los gobiernos de Pakistán han vivido rodeados de la presión interna de sus ciudadanos y unos señores con chaqueta, corbata y pasaporte para salir del país en cuanto quisieran que hacían señales con la cabeza para permitir o impedir cualquier reforma.
No nos engañemos, el muy interesante libro de Ali pudiera parecer la historia de un solo país, de Pakistán, y como tal estaría muy bien explicada. Incluso, por momentos, pareciera la historia pakistaní contada desde su punto de vista y a base de experiencias personales. Sin embargo, lo que trasciende a la obra, la tesis del autor, consiste en la explicación de cómo EEUU ejerce un control sobre gobierno y oposición que modula a través de la concesión de su definitivo apoyo o repudio de según qué programa. Así, han sido los gobiernos de Washington, afirma Ali, los que terminaron apoyando a unos políticos que refugiaban en la identidad religiosa sus programas políticos de enfrentamiento y lucha armada a los políticos de carácter moderado pero reformistas.
Fue el apoyo de Washington el que mantuvo a Pakistán como un Estado Feudal, el que jugó a dar espacios políticos a los clérigos radicales o al clan familiar de los Butho –cuyo control de la tierra cultivable en el país nada tiene que envidiar al de los Virreyes de las Américas de los siglos del Imperio Español. Han sido los mismos norteamericanos, en definitiva, quienes han ayudado a crecer a los grupos radicales que, organizados, han perpetrado acciones terroristas contra intereses económicos y ciudadanos estadounidenses.
Por último, Tariq Ali ve en esta forma de actuar una continuación de las tácticas capitalistas de utilización de los recursos del Estado en pos del mantenimiento comercial. Como si hubiera querido poner esta tesis de actualidad, el ya expresidente de la República Alemana, Horst Köhler, tuvo que dimitir por un comentario sobre la justificación económica de la presencia de tropas alemanas en Afganistán. Es todo esto lo que está consiguiendo el modo de actuar del capitalismo histórico, nos dice Ali, y es todo esto lo que provoca los problemas de seguridad que, a base de cañonazos y bonitos discursos, tratan de camuflar.
Tariq Ali, pakistaní nacido en 1943, es historiador, aunque también se ha dedicado al cine y a la escritura de novelas. Habitualmente escribe en The Guardian oLondon Review of Books. Además, es editor y colaborador de New Left Review, una revista de carácter científico-social inspirada en la ortodoxia marxista.
INDICE
Agradecimientos
Introducción a la nueva edición
Prólogo
Primera Parte: Mulas y herejes
Una infancia atea
Los orígenes del Islam
El imperio del mundo
Jerusalén, Jerusalén
El otomanismo
Los placeres de la herejía
Las mujeres y el eterno masculino
Segunda Parte: Cien años de servidumbre
Un recuerdo primaveral
El sionismo, la primera guerra del petróleo, la resistencia
Notas al margen del capítulo de las derrotas
El antiimperialismo de los necios
Un océano de terror
Tercera Parte: Los eriales nucleares del sur de Asia
El caso de Anwar Shaikh
Cuentos de Pakistán
Afganistán: entre el yunque y el martillo
La historia de Cachemira
El color caqui
Cuarta Parte: El choque de los fundamentalismos
Curso breve sobre la historia del imperialismo estadounidense
La sorpresa de setiembre
Carta a un joven musulmán
Quinta Parte: Epílogo: El camino a Bali
Una pequeña ciudad de Java
El Islam en el Ecuador
Un gulag tropical
Una isla puesta a buen recaudo
Londres/Bagdad
Apéndice