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Ed. Siglo XXI, año 2003. Tamaño 21 x 13,5 cm. Estado: Nuevo. Cantidad de páginas: 420
El título de esta obra implica dos particularidades relacionadas con dos opciones fundamentales que debemos explicar aquí: el plural de ciencias, el singular de lenguaje. Hemos resuelto dar a la palabra lenguaje el sentido preciso -y trivial- de «lengua natural»: no el de «sistema de signos», tan difundido en nuestros días. No nos ocuparemos aquí de las lenguas documentales, ni de las diferentes artes consideradas como lenguajes,ni de la ciencia tomada como una lengua bien o mal hecha, ni del lenguaje animal, gestual, y más. Las razones de esta restricción son múltiples.
En primer término, al abandonar el ámbito de lo verbal nos habríamos visto obligados a encarar un objeto cuyos limites son difíciles de precisar y que por el hecho mismo de su indeterminación corre el riesgo de coincidir con el de todas las ciencias humanas y sociales, si no de todas las ciencias en general. Si todo es signo en el comportamiento humano, la presencia de un «lenguaje», en este sentido amplio, ya no permite delimitar un objeto de conocimiento entre otros. Por lo demás, sólo en época reciente las instituciones sociales, las estructuras psíquicas, las formas artísticas, el fraccionamiento de las ciencias en campos diversos han sido enfocados como sistemas de signos: para hablar de ellos, con frecuencia habríamos debido crear una ciencia, en vez de dar cuenta de ella, cosa que no correspondía a nuestros fines ni a nuestras posibilidades. Por último, tal extensión de la palabra «lenguaje» habría supuesto la afirmación de una identidad de principio entre los diferentes sistemas de signos; nos hemos negado a elevar lisa y llanamente esta hipótesis al rango de postulado. El estudio de tales sistemas podrá ser el objeto de otras obras futuras.
Si hemos tomado, pues, la palabra «lenguaje» en un sentido restringido, el plural de ciencias señala, al contrario, nuestro deseo de apertura. En ningún momento hemos querido separar el estudio de la lengua del de sus producciones, entendiendo por ello a la vez su puesta en funcionamiento (de allí el lugar acordado a la enunciación, a los actos lingüísticos, al lenguaje en situación) y las secuencias discursivas resultantes, cuya organización ya no está directamente regida sólo por el mecanismo de la lengua (de allí los muchos artículos consagrados a aspectos de la literatura, dado que el discurso literario es, entre todos, el mejor estudiado).
Todo intento de aislar el estudio de la lengua del estudio del discurso tarde o temprano se revela nefasto para ambos. Por lo demás, al relacionarlos no hemos hecho otra cosa que reanudar vínculos con una larga tradición, la de la filología, que no concebía la descripción de una lengua sin una descripción de las obras. Por consiguiente, se encontrarán aquí representadas, además de la lingüística en sentido estricto, la poética, la retórica, la estilística, la psico-, la socio- y la geolingüística, e inclusive ciertas investigaciones sobre semiótica y sobre filosofía del lenguaje.
Aunque no intervengamos en esta obra como partícipes de ninguna escuela, con más frecuencia de lo que suele ocurrir en esta clase de obras nos hemos visto forzados a tomar posiciones personales y hasta hemos expuesto, aquí y allá, investigaciones originales, aun sabiéndolas incompletas y provisionales. Más que un halance de las opiniones -cuyo ilusorio ideal sería la imparcialidad-, hemos procurado dar una visión de conjunto coherente de los problemas, cosa que exige siempre la elección de un punto de vista. Indiquémoslo brevemente.
Para estudiar los problemas del lenguaje, hemos resuelto enfocarlos desde una perspectiva esencialmente semántica. Los problemas de la significación, de sus niveles, de sus modos de manifestación, constituyen el centro de toda la obra. Tal importancia otorgada a la significación acarrea varias consecuencias:
1- Hemos presentado en detalle la teoría generativa y transformacional de Chomsky, la cual ha contribuido más que ninguna otra a disipar el recelo con que los lingüistas «científicos» consideraron durante largo tiempo los problemas semánticos. (Por otro lado, esto nos ha llevado a señalar ciertas dificultades con que tropieza esta teoría y que explican su evolución actual).
2- Asimismo, hemos dado un lugar importante a la historia de las ciencias del lenguaje (cuyos comienzos hemos situado mucho antes del siglo XIX): en efecto, las discusiones que la ocupan también giran, en última instancia, en torno de las relaciones entre la lengua y la significación; inclusive la discusión entre Saussure y la lingüística histórica del siglo XIX pone en juego, en resumidas cuentas, dos concepciones diferentes del acto de significar.
3- A propósito de diversos problemas (la referencia, la modalidad, por ejemplo), exponemos el punto de vista de ciertos lógicos. Hoy es bastante frecuente declarar ese punto de vista «lingüísticamente no pertinente» (expresión que nos satisface muy poco), con el pretexto de que los lógicos no se ocupan de describir la lengua, sino de enunciar las reglas que conciernen a su utilización. Sin embargo, creemos que las investigaciones lógicas pueden ser muy reveladoras para el lingüista, porque las dificultades que el lógico encuentra para enunciar las leyes del razonamiento destacan, por contraste, la especificidad de las lenguas naturales.
4- Cuestiones puramente «literarias» bordean a veces el examen de las categorías lingüísticas: así la discusión del «personaje» sigue a la de las «partes del discurso» y las «funciones sintácticas». De ello resulta ocasionalmente cierta desigualdad en el nivel de rigor alcanzado aquí y allá: desigualdad que, esperamos, ha de ser provisional y que refleja el ritmo irregular con que se desarrollan las ciencias. Hemos adoptado esta actitud porque creemos en la relación auténtica que une categorías lingüísticas y categorías discursivas, y porque creemos en el provecho que pueden obtener ambas ciencias de su estudio conjunto.
5- Ha sido inevitable que, a la inversa, asignáramos un lugar más restringido a los problemas de la expresión fónica y del parentesco histórico de las lenguas: sin embargo, hemos procurado presentar las nociones relativas a esos temas que han llegado a ser bien común y referencia constante de los lingüistas, y que son indispensables para comprender los trabajos actuales sobre el lenguaje.
Se requiere cierta temeridad para presentar, en cuatrocientas páginas, una visión de conjunto sobre las ciencias del lenguaje, si se considera su extraordinario desarrollo a partir de los últimos cincuenta años y si se toma en cuenta su aspecto a la vez sistemático -cada noción debe comprenderse con relación a una multitud de otras- y caótico -no se encuentran principios ni terminologías fijos. Para resolver tales dificultades hemos procedido de la siguiente manera:
El libro no está organizado según una lista de palabras, sino mediante una división conceptual del campo estudiado. La solución inversa (todavía posible en la época del Léxico de la terminolgía lingüística de J. Marouzeau) habría ocasionado hoy innumerables repeticiones, con el consiguiente gasto de espacio, o retahílas de remisiones que habrían exigido una injustificada paciencia del lector
Hemos escrito, pues, alrededor de cincuenta artículos, cada uno de los cuales, dedicado a un tema claramente delimitado, constituye un todo y puede ser objeto de una lectura autónoma. En el interior de dichos artículos se define cierto número de términos (alrededor de ochocientos): al final de la obra, un índice de la lista alfabética de esos términos, con una referencia, y sólo una, al pasaje de la obra donde se encuentra la definición.
Por otro lado, el lector que busque información sobre una doctrina particular encontrará un índice de autores que remite a los pasajes donde se encuentran desarrollos que les conciernen (en esas remisiones hemos dejado de lado las observaciones puramente alusivas o bibliográficas que en diversas partes de la obra se refieren a esos mismos autores). Por último, en el transcurso de los artículos, toda vez que ha sido preciso emplear términos o aludir a temas presentados en otras partes, hemos indicado mediante números entre corchetes la página donde se explican esos términos o temas.
Los artículos se suceden según un orden analítico y no alfabético, cuyo principio exponemos a continuación. La primera sección, Las escuelas, sigue las principales tendencias cuyo encadenamiento constituye la historia de la lingüística moderna (gramáticas generales, lingüística histórica, glosemática, etcétera). La segunda, Los campos, describe el conjunto de las disciplinas cuyo objeto es el lenguaje: las diferentes partes de la lingüística, la poética, la estilística, la psicolingüística, la filosofía del lenguaje…Las otras dos secciones están consagradas a la descripción de los principales conceptos utilizados. En primer término, Los conceptos metodológicos, entendiendo por tales los conceptos más generales,como los de signo, sintagma y paradigma, lengua y habla, etc.; en el interior de esta sección el orden seguido procura ir de lo fundamental a lo derivado, en la medida de lo posible y sin pretender erigir una jerarquía estricta.
Después, en la última sección, se tratan conceptos más particulares, llamados descriptivos: por ejemplo, los de fonema, parte del discurso, sentido y referencia, estilo; se suceden de lo simple a lo complejo, partiendo del rasgo distintivo fónico para llegar a los actos lingüísticos globales. Así construida, la obra nos parece susceptible de una doble lectura: puede utilizarse como diccionario o como enciclopedia. Por consiguiente, está destinada tanto a los especialistas como a los principiantes en cada uno de esos campos que van desde la lingüística hasta los estudios literarios. Por su parte, la lengua en que están escritos los artículos procura ser lo menos técnica posible. No existe una terminología unificada para la lingüística, y menos aún para las demás disciplinas aquí representadas.
De haber empleado un lenguaje técnico, habríamos debido mezclar terminologías diversas o elegir una determinada entre ellas. Y eso habría significado privilegiar a priori la doctrina que la construyó. Hemos preferido emplear el lenguaje menos especializado y, con ayuda de ese lenguaje común, dar la definición de los términos técnicos.
Por ejemplo, aunque proponemos definiciones precisas y restrictivas para los términos significación, lengua, lenguaje, a lo largo de la obra utilizamos esos términos en la acepción más amplia que poseen en el lenguaje corriente. Pero cuando debemos emplear una expresión técnica, o cuando es imprescindible utilizar una expresión en sentido técnico, remitimos, mediante una cifra impresa junto a ella, a la página donde figura su definición.
Las bibliografías -incluidas en el interior de los artículos, al final de cada desarrollo- no procuran ser exhaustivas, sino tan sólo indicar algunos textos históricamente importantes o algunos trabajos cuyo interés garantizamos. Para determinados artículos hemos acudido a la ayuda de colaboradores tales como Maria Scania de Schonen, Marie Christine Hazael Massieux y Francois Wahl.
OSWALD DUCROT y TZVETAN TODOROV
INDICE
Introducción
LAS ESCUELAS
Gramáticas generales (O. D.)
Lingüística histórica en el siglo XIX (O. D.)
Saussurianismo (O. D.)
Glosemática (O. D.)
Funcionalismo (O. D.)
Distribucionalismo (O. D.)
Lingüística generativa (O. D.)
Apéndice: Lingüística antigua y medieval (O. D. y T. T.)
LOS DOMINIOS
Componentes de la descripción linguística (O. D.)
Geolingüística (O. D.)
Sociolingüística (T. T.)
Psicolingüística (M. S. de S.)
Retórica y estilística (T. T.)
Poética (T. T.)
Semiótica (T. T.)
Filosofía del lenguaje (O. D.)
LOS CONCEPTOS METODOLOGICOS
Signo (T. T.)
Sintagma y paradigma (O. D.)
Categorías linguísticas (O. D.)
Lengua y habla (O. D.)
Norma (O. D.)
Arbitrariedad (O. D.)
Sincronía y diacronía (O. D.)
Historia de la literatura (T. T.)
Géneros literarios (T. T.)
Adquisición del lenguaje (M. S. de S.)
Patología del lenguaje (M. S. de S.)
LOS CONCEPTOS DESCRIPTIVOS
Unidades no significativas (O. D.)
Prosodia lingüística (M.C. H.M)
Versificación (T. T.)
Escritura (T. T.)
Unidades significativas (O. D.)
Partes del discurso (O. D.)
Funciones sintácticas (O. D.)
Motivo (T. T.)
Personaje (T. T.)
Reglas generativas (O. D.)
Estructuras superficiales y estructuras profundas
Referencia (O. D.)
Tipología de los hechos de sentido (T. T.)
El discurso de la ficción (T. T.)
Comhinatoria semántica (O. D.)
Figura (T. T.)
Relaciones semánticas entre frases (O. D.)
Transformacionls discursivas (T. T.)_
Texto (T. T.)
Estilo (T. T.)
Tiempo y modalidad en la lengua (O. D.)
Tiempo del discurso (O. D. y T. T.)
Enunciación (T. T.)
Visión en la narrativa (T. T.)
Situación de discurso (O. D.)
Lenguaje y acción (O. D.)
APÉNDICE
Escritura (F. W.)
Signo (F. W.)
Texto (F. W.)
Semiótica (F. W.)
Indice de los términos definidos
Indice de autores