Ed. Fondo de Cultura, año 1961. Tamaño 22 x 14 cm. Traducción de Daniel F. Rubín de la Borbolla. Usado muy bueno, 488 págs. Precio y stock a confirmar.

«Afortunadamente, como etnólogo, siempre pude combinar el placer con los negocios y encontré mi mayor satisfacción en la amistad con los hombres de muy diferentes razas y culturas. Considero que mis logros más grandes residen en ser un miembro adoptivo de la tribu Comanche; en haber sido aceptado como maestro tallador por los nativos de Marquesan, quienes me asignaron la ejecución de obras en su propio arte; miembro también de la Iglesia Nativa de Norteamérica (Peyote) de acuerdo con el rito Quapaw, acreditado apropiadamente como ‘obmiasy knazo’ (curandero) en Madagascar y, aún, invitado a unirme al club rotario de una ciudad del medio oeste».

Ralph Linton (1893-1953) resumió en estas palabras las recompensas que recibió a lo largo de su vida como investigador y estudioso de la antropología. Falleció a los 61 años; había recibido prácticamente todos los honores a que podía aspirar un antropólogo de su época.
Antes de graduarse, a los 19 años, se inició en las excavaciones, ocupación que mantendría a lo largo de su vida.

La revisión del pasado lo llevó, naturalmente, a interesarse por los hombres del presente: su estructura social, procesos culturales y personalidad. El ‘Estudio del hombre’ surgió durante sus cursos en la University of Wisconsin. Como profesor había desarrollado elementos teóricos que desembocaron en 1936 en el libro que el propio Linton consideró como su obra magna, piedra angular que unificó los criterios teóricos, aportando una orientación común a la antropología moderna.

La antropología es una de las ciencias más jóvenes: su existencia como disciplina organizada data de poco más de un siglo. Sin embargo, muchos de sus resultados están en vías de considerarse definitivos, pues a pesar de la dificultad que entraña estudiar de manera objetiva al hombre, han sido notables tanto la revisión de conceptos como el adelanto continuo sobre bases estrictamente científicas.

Este libro emplea admirablemente todos los medios de que dispone esa ciencia, y en él confluyen la formación académica, la vastísima experiencia y la intención didáctica de su autor.

Estudio del hombre se inicia con el examen de los conceptos fundamentales de la antropología: raza, cultura y sociedad. De ahí aborda sus diversos entrecruzamientos: la mentalidad humana y los elementos característicos de la sociedad, los componentes más simples de la cultura y las formas que asumen el matrimonio, la familia y los sistemas sociales. Finalmente, Linton analiza un tema que linda con la más avanzada psicología: el papel de la personalidad. A cada momento, se encuentran ejemplos que hacen patente cómo la naturaleza humana obra de formas paralelas, por diferentes que puedan ser las razas, los adelantos culturales de que dispongan y sus medios geográficos respectivos.

Esto obedece a que la preocupación central del autor, por encima de las tendencias, escuelas y premisas acerca de lo que debe ser el contenido de la ciencia antropológica, se dirige fundamentalmente al hombre mismo, dondequiera que se encuentre.

Indice:

Prólogo. Introducción.
I. Los orígenes de la humanidad.
II. La raza.
III. El significado de las diferencias raciales.
IV. Las raíces de la mentalidad humana.
V. Los cimientos de la cultura.
VI. Los aspectos característicos de la cultura.
VII. La sociedad.
VIII. Estatus y función.
IX. Las materias primas de la sociedad.
X. La familia.
XI. El matrimonio.
XII. Unidades sociales determinadas por consanguinidad.
XIII. El grupo local.
XIV. Tribu y Estado.
XV. Sistemas sociales.
XVI. Participación en la cultura.
XVII. Cualidades y problemas de la cultura.
XVIII. Descubrimiento e invención.
XIX. Difusión.
XX. Integración.
XXI. Reconstrucciones históricas.
XXII. Clasificaciones.
XXIII. Función.
XXIV. Intereses.
XXV. Orientaciones de la cultura.
XXVI. Cultura y personalidad.
Conclusiones.
Bibliografía.